
La última película del realizador británico Guy Ritchie, un nuevo «thriller» de acción, recorre unos caminos cansinos, de pomposa contundencia visual
30 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Dicen que la venganza es un plato que se sirve frío. Pero en esta película está congelado y Guy Ritchie lo recalienta, sin ninguna delicadeza. Con Despierta la furia, el director construye un remake de la cinta Le convoyeur, otra de ajuste de cuentas y de asaltos a furgones blindados; un filme francés casi anónimo -a pesar de tener a Dupont y a Dujardin en el reparto- que a su vez forma parte de ese entramado magmático de argumentos que es hoy el cine: un poco de Heat, otro poco de Operación Alfa y hasta un soplo de Las Vegas, 500 millones, de nuestro Isasi Isasmendi.
Guy Ritchie es un director muy conocido por los cinéfilos modernos, esos que adoran la pericia técnica, escudo con forma de falacia que en demasiadas ocasiones oculta muchas lobotomías de contenido. Tras sus dos primeras, pequeñas y sorprendentes películas, Snatch y Lock & Stock, el ex de Madonna se ha hartado de hacer cintas brillantes en lo narrativo y blandengues en la entraña, tuneando y cargándose mitos populares como el agente de Cipol, Sherlock Holmes, el Rey Arturo y el mismísimo Aladino, con la lámpara incluida. Y, ahora, con su nueva incursión en el proceloso mundo del thriller de acción, nos aburre hasta la tristeza.
La película está hecha con la excusa de darle un papel de entidad negra, o noir, al matón Jason Statham, actor con el que Ritchie ha trabajado mucho. Statham ya es cincuentón y busca legitimar su presencia de piedra en las pantallas. Pero el vehículo le ha salido poco blindado. Su falócrata misterioso, que se introduce en una empresa de transporte de dinero para vengarse de la pérdida de un ser querido, canta un montón a refrito y la forzada contención -el actor no da tantos mamporros como acostumbra- acaba resultando ridícula. El personaje se llama H, a secas, «como la bomba atómica», dice alguien y eso sí que es la bomba. «¿Parezco perturbado?», se pregunta el héroe rijoso.
El bueno de Eddie Marsan intenta darle dignidad al filme, con su interpretación naturalista del jefe de Statham. Y te ríes con el malo con cicatriz en la cara que encarna Scott Eastwood, hijo de Clint. Pero la película recorre unos caminos cansinos, de pomposa contundencia visual. Y, a pesar del empaque, todo es muy aburrido, salvo los créditos iniciales -especialidad de Ritchie- en los que el director británico se cachondea de las cabeceras de James Bond.
«WRATH OF MAN»
EE.UU., G.B., 2021.
Director: Guy Ritchie.
Con Jason Statham, Jeffrey Donovan, Holt McCallany, Josh Harnett, Eddie Marsan, Scott Eastwood.
Thriller. 119 minutos.