El director de la SGAE en Galicia se muestra optimista ante el futuro aunque admite que el efecto de la pandemia entre los autores ha sido terrorífico
05 jun 2021 . Actualizado a las 10:11 h.Alegre y dinámico, Miguel Diéguez (Lugo, 1972) tiene una charla envolvente de la que no resulta fácil (ni apetecible) escapar. Con una dilatada experiencia dirige ahora los destinos de la SGAE en el noroeste.
-¿Cómo les ha ido a los autores en la pandemia?
-El daño que ha hecho la pandemia a todo el sector ha sido terrorífico. Los autores (y muchos de ellos viven solo de esto) se encontraron de repente con todo cancelado. Y no hablo solo de cantantes, sino de todo el entramado: compositores, autores de teatro, letristas, iluminadores... Ha sido un arrase absoluto para todo el sector.
-Un funeral.
-Sí, pero yo soy muy optimista. Creo que vienen unos felices años 20, al margen de los dramas que ha habido. La gente tiene ganas de consumir cultura, hostelería... Y ya se está viendo. También tengo que decir que durante esta etapa hemos multiplicado las ayudas a los autores que peor lo estaban pasando. A nivel nacional, casi 800.000 euros para los socios más vulnerables.
-Yo pensaba que se había consumido más cultura en casa...
-Sí. En los confinamientos, la cultura ha sido nuestra válvula de escape. Hubo muchísimo consumo digital, que ha venido para quedarse. Es la parte positiva de todo esto.
-Dirige parte de la SGAE pero es abogado, no autor.
-Los autores dirigen a través de la junta directiva. Los profesionales técnicos trabajamos para ellos. Yo soy un empleado de la casa.
-En algún momento no se entendía muy bien que una peluquería tuviera que pagar por poner música.
-Hace falta pedagogía para explicar la situación. La propiedad intelectual es una propiedad protegida. Si mi hijo crea un tema y suena en una orquesta en Andalucía es que hay gente allí que está cobrando una entrada por utilizar la obra de mi hijo, que tiene derecho a una remuneración. La piratería, lo que hace es llevarse el salario del autor. Nosotros gestionamos los derechos del autor en una peluquería, en una televisión o en un hotel.
-Pues hubo un tiempo en que la SGAE era el demonio. ¿Han recuperado su imagen?
-Completamente. Ahora estamos en un momento de tranquilidad y consenso absoluto.
-La piratería también ha caído.
-Sí. Hemos llegado a un modelo en el que a todo el mundo le parece normal pagar por las plataformas televisivas. Y eso ha sido muy positivo. Las nuevas generaciones son conscientes de que, para consumir cultura, tienen que pagar. Y no son cantidades desorbitadas. Lo que falta quizás es que los autores cobren lo que merecen. Ese es el derecho por el que estamos luchando a nivel europeo.
-Usted ha estado en muchos empleos. ¿Dónde estuvo más a gusto?
-Estuve a gusto en todos los sitios, pero le voy a decir dos: donde estoy ahora, porque soy un fanático de la cultura; y en la docencia universitaria. Lo que más me gustaba en el mundo era dar clase. Me hicieron padrino de dos promociones y es de las cosas de las que me siento más orgulloso.
-También tendría sus batallas en los juzgados.
-A mí me encanta la abogacía. También estoy muy orgulloso de cuando ganamos un pleito y evitamos que unas líneas de alta tensión se cargaran las fragas de Catasós. Fue muy bonito cuando se lo dijimos a los vecinos, que llevaban años luchando. De lo que se trata es de poner pasión a lo que haces.
-Es usted muy activo en Twitter.
-Sí, tengo un perfil personal y me gusta hablar mucho de derecho y hacer coñas. En Twitter está lo mejor y lo peor.
-¿Celta o Dépor?
-Celta, Celta.
-¿Es muy futbolero?
-No, de fútbol no sé absolutamente nada. Menos que de física cuántica. Pero es por tocar las narices, ja, ja. Eso sí, estoy deseando que el Dépor ascienda.
-¿Cómo diría que es usted en cuatro palabras.
-Transparente, extrovertido, honesto y leal.
-¿Qué le gusta hacer cuando tiene tiempo?
-Digamos que no puedo vivir sin la música, sin mi mujer, mis hijos ni mi perro. Lo que más disfruto son los paseos con mi hermano gemelo y los dos perros.
-¿Tiene un hermano gemelo?
-Sí, abogado.
-Lógicamente. ¿Cómo es eso de tener un gemelo?
-Yo pregunto siempre lo contrario: ¿Cómo es no tenerlo? Yo no puedo vivir sin él. Hablamos todos los días. Somos genéticamente idénticos, pero distintos de carácter. Está muy bien tener un gemelo. A mí me mola mucho.
-¿Cómo era de pequeño?
-Aplicado, buen estudiante y deportista.
-¿Y qué quería ser de mayor?
-Abogado.
-¿Qué tal cocina?
-Está mal que lo diga, pero me encanta la cocina.
-Una cosa es que le guste y otra que se le dé bien.
-Mi mujer y mis hijos, para quienes cocino, no han mostrado queja alguna, ja, ja.
-¿Toca algún instrumento?
-No. En eso soy una absoluta nulidad.
-¿Es una frustración?
-Sí, total. Tengo mucha envidia, sana, de los músicos.
-¿De qué se arrepiente?
-De muchas cosas, pero hay que aprender de los errores. También soy de pedir perdón.
-Dígame una canción.
-Tormenta en la mañana de la vida, de La buena vida.
-¿Qué es lo más importante en la vida?
-Vivir durmiendo con la conciencia tranquila, que es algo que me enseñaron mis padres.