El complejo perfil de la escritora gallega se recrea con sus luces y sombras en la muestra que la Biblioteca Nacional le dedica en el centenario de su muerte
08 jun 2021 . Actualizado a las 05:15 h.«Fue moderna y antimoderna a la vez». La contradicción define a Emilia Pardo Bazán (A Coruña, 1851-Madrid, 1921), figura poliédrica, «progresista, radical y conservadora al tiempo». Así lo asegura Isabel Burdiel, historiadora, biógrafa de la gran escritora e intelectual gallega y comisaria de la muestra Emilia Pardo Bazán. El reto de la modernidad. La reina Letizia y la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, inauguran este martes en la Biblioteca Nacional esta exposición que destaca la relevancia pionera de los retos intelectuales, personales y políticos de Pardo Bazán.
En cartel hasta el 26 de septiembre, la muestra conmemora el primer centenario de la muerte «de una de las grandes autoras europeas de su tiempo». Una avanzada del feminismo y la igualdad cuyo papel, junto a Benito Pérez Galdós y Leopodo Alas Clarín, «fue decisivo en la renovación de la ficción y en la construcción de la esfera cultural y el canon literario decimonónico», según Burdiel. Invita a leer «a una gran defensora del espíritu liberal» para quien la modernidad fue «un enigma y un desafío».
«Fue muy célebre y muy controvertida en vida, como lo es ahora», asegura Burdiel, que destaca cómo «utilizó el término modernidad para renovarlo». «Como Balzac y Baudelaire, es moderna y antimoderna a la vez. Ellos no creen que haya una modernidad lineal y única, y desconfían», dice la comisaria justificando el subtítulo de la muestra «ya que llegó a algunos retos y a otros no».
Polarización
«En parte es muy moderna, pero en muchos aspectos era muy conservadora», reitera Burdel, que logró entenderla «al comprender que era posible ser conservadora y progresista a la vez». «Hasta entonces traté de encasillarla en una cultura política concreta, como hacemos en un país tan polarizado como este, ahora y en el XIX, pero Pardo Bazán no es encasillable», agrega.
«Madre de tres hijos, como feminista era radical: pensaba que la maternidad no es el destino fundamental de la mujer, que es una elección, algo que en el XIX no dijeron ni Rosario de Acuña ni Concepción Arenal».
Con dos centenares de libros, manuscritos, pinturas, fotos, dibujos, muebles y otros objetos -a la que la Real Academia Galega aporta más de 70 piezas-, la exposición muestra todas las facetas de Pardo Bazán: novelista, influyente periodista cultural y política, crítica e historiadora literaria, dramaturga (único ámbito en el que no triunfó), cuentista prolífica y moderna, o empresaria cultural con la revista Nuevo Teatro Crítico y la editorial Biblioteca de la Mujer, pioneras en la difusión en España de Dostoievski, Tolstói o Turguéniev, y de los debates europeos sobre el feminismo, con la traducción de las obras de John Stuart Mill y August Bebel.
La exposición se ocupa así de la construcción pública de su personaje «con sus luces y sus sombras» y mostrando las ambivalencias de una mujer «atrevida y mordaz, amante de las polémicas, apasionada y antisentimental».
La exposición aborda la relación intelectual de Pardo Bazán con Pérez Galdós, pero pasa de puntillas por su relación amorosa, ya que la comisaria no logró ver las cartas que testimonian esa fogosa pasión. «Hay extractos de cartas de Pardo Bazán a Pérez Galdós, pero no hemos querido entrar en la cosa rijosa y escandalosa de esa relación y su espectáculo», comenta Burdiel.
La comisaria sí destaca la carta inédita que su antiguo confesor envió a la escritora a la muerte de su padre, José Pardo Bazán, y que conserva la Fundación Lázaro Galdiano. «El confesor la culpa de la muerte de su padre por el tipo de vida que lleva en Madrid y por haberse separado del marido. Es una carta brutal, un chantaje emocional absoluto. Le dice que su padre murió llamándola y que ella no llegó a tiempo, le exige que vuelva con su marido y le dice que su vida es disoluta», resume Burdiel.
«¿Será temerario suponer que la inesperada muerte de su buen Padre es el medio de terror y espanto con que Dios la llama nuevamente ya que usted no hizo caso alguno de los consejos que le dio su confesor? Fue un castigo que Dios quiso ejecutar en el padre, en la hija o en ambos dos», escribió en su hiriente misiva fray Manuel Castellano, confesor y amigo de la familia, en el año 1890.
Cuando se clausure en Madrid, la exposición, organizada por la BNE en colaboración con Acción Cultural Española, la Xunta y la Comunidad de Madrid, se trasladará a A Coruña, donde podrá verse en el Kiosko Alfonso del 22 de octubre al 18 de diciembre.