Pablo López: «Soy un músico atormentado, me encantaría rebatirlo pero no puedo»
CULTURA
El artista malagueño actúa la próxima semana en el Coliseo de A Coruña presentando «Unikornio, once millones de versos después de ti»
06 jul 2021 . Actualizado a las 20:54 h.Después de varios aplazamientos provocados por la pandemia, finalmente Pablo López actuará en A Coruña. Será en una doble sesión en el Coliseo los días 9 y 10 (entradas entre 39 y 50 euros en el servicio de venta del IMCE). El artista presenta Unikornio, once millones de versos después de ti y promete «un encuentro de fuegos artificiales» con el público.
-Saca un disco y se embarca en una gira en pandemia. ¿No le sugirió la compañía retrasarlo?
-No. Tengo la suerte de tener a un grupo de gente trabajando a mi alrededor con mucho corazón. Saben que la única manera de entenderme es cuando hablo en el lenguaje de la música. Y que siempre tardo o me adelanto a lo previsto. La verdad es que tienen mucha paciencia para aguantar al escritor atormentado de canciones que soy.
-Sostiene que este nuevo disco lo ha hecho su subconsciente.
-Cada vez soy más adicto a ese modus operandi. Dejar que las palabras vayan saliendo y, después, que el consciente se encargue de ordenarlas. Las canciones siempre tienen que tener una carga del subconsciente para ser honestas. Desde El patio me ocurre que a veces no sé ni de lo que estoy hablando. Es una manera de escribir que no le recomiendo a nadie, porque el cerebro te acaba explotando. Sin embargo, cuando la tocas en directo es increíble el crisol de imágenes que surgen.
-El disco invita a introducirse en un mundo. Es un trabajo muy encerrado en sí mismo. ¿Lo ve así?
-¡Qué bueno escuchar eso! Eso significa que algo bueno se ha hecho. Dices que está encerrado y, sin hacer spoilers a los que vengan, en los conciertos empiezo precisamente encerrado en una jaula. Representa visualmente ese mundo en el que se entra, un poco de Oz. Pero realmente viene a decir que entrar dentro de uno no es tan grave.
-Empieza pidiendo socorro con «May Day» y termina encontrando la tranquilidad con «Stay».
-Yo creo que, cuando uno pide socorro de sí mismo, es que está en un aprieto. Y que tiene que empezar queriéndose a sí mismo y aceptándose. Yo considero que Stay es otra declaración de intenciones igual de importante. Es un ya sé quién soy, me quedo con mis pormenores y sigo en este viaje tan hermoso que es la vida.
-Habla de «El patio». ¿Fue aquel tema con la que replanteó su modo de hacer canciones?
-Aquello supuso una explosión que fue en todas las direcciones del patio. No es una línea recta. Digamos que, en Unikornio, la fosforescencia de la portada, su luminosidad y su desastre son como una explosión de aquello.
-Se ve que los juegos poéticos no se quedan en sus canciones.
-[Se ríe a carcajadas] Perdón. Yo es que voy a comprar el pan y le hago una analogía a la chica que está despachando.
-Eso significa que sus discos reflejan su vida tal cual.
-No podría ser de otra manera.
-Llama la atención que se denomine a sí mismo como «escritor atormentado». ¿Se ve así?
-Sí, soy un músico atormentado, la verdad es que me encantaría rebatirlo, pero no puedo. Es que es así. Si lo rebato mentiría. Así que ya está bien, hay que aceptarlo. He tenido mis procesos mentales para negarlo y, a veces, es verdad que estoy un poco harto de mí mismo. Pero más o menos me llevo bien. En general, soy buen compañero de piso de mi propia parcela personal. Debo aceptar que soy como soy.
«The Beatles son un regalo para la vida, cada día me doy más cuenta de su importancia»
A Pablo López, que estuvo varios años viviendo en Inglaterra, le fascinan The Beatles. Cuando habla de pedir socorro, resulta inevitable pensar en la canción Help. «Sin duda alguna -confirma-. El que no sea fan de The Beatles debería darse cuenta de que todo lo que hacemos de un tiempo a esta parte tiene que ver mucho con un señor que se llama Paul McCartney, por ejemplo».
-Se le ve muy «mccartniano», en la onda de «Let It Be».
-Sí, claro. The Long and Winding Road, Golden Slumbers... Ese mundo con más piano y melódico es lo que me fascina. Cada día me doy más cuenta de su importancia. The Beatles son un regalo para la vida. No para la música, ojo, para la vida.
-¿La vida sin The Beatles sería mucho peor?
-Totalmente [risas].
-En su disco interviene la London Metropolitan Orchestra dirigida por Andy Brown en los estudios Abbey Road. ¿Se le menea algo por dentro a un artista ahí?
-Sí. Uno no va con esa sensación, pero inevitablemente la acaba teniendo. Vas a la sala 2 de Abbey Road y amas la acústica, a Andy, el director, y sobre todo la sensación de niño pequeño de gusto de escuchar a 24 tíos darle forma acústica y visual a un score que yo escribo desde la soledad. Cuando llegan las 8.00 pm y te vas de allí, piensas: «Es que he grabado esta canción con este piano que tiene tanto...». Y te emocionas, aunque tú trates de ser un generador de emociones. Porque si solo vas con esa intención vuelves con las manos vacías.