De «Botón de ancla» a «La lengua de las mariposas», más de 50 años de cine
30 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Casualidades de la vida. En esa joya de la literatura del memorialismo que es El tiempo amarillo (Debate, 1998), Fernando Fernán-Gómez (Lima, Perú, 28 de agosto de 1921-Madrid, 21 de noviembre del 2007) confiesa: «Al estrenarse Botón de ancla [1948] tuve la sensación de que hasta entonces no había triunfado [...] Por primera vez, desde que, en 1938, diez años antes, me dediqué a este oficio, había logrado un éxito popular. Cuando hacíamos presentaciones en los cines de reestreno, las ovaciones eran estruendosas, los abrazos, rebosaban admiración, simpatía, cariño». Unos años más tarde reconoce a Enrique Brasó en Conversaciones con Fernando Fernán Gómez (Espasa, 2002) que «La lengua de las mariposas [1999] es una película a la que tengo muchísimo cariño pero, no solo porque esté muy de acuerdo con mi trabajo [...], porque cuando la vi concluida en un pase privado, me pareció espléndida, una de las mejores películas que había visto». Son dos filmes que el actor, director, guionista y escritor sitúa a modo de baliza en su trayectoria profesional, que separan y conectan más de cincuenta años de cine. Dos personajes que encarnó para la memoria cinéfila: el guardiamarina Enrique Tejada y el maestro don Gregorio.
De Marín a Allariz, las poblaciones que acogieron sendos rodajes -la primera también visitó Combarro y la segunda, Pontevedra y A Baña-, transcurrió ese medio siglo de ficciones entre más de doscientos títulos, varios de ellos con directores gallegos, caso del pontevedrés Ramón Barreiro -Pototo, Boliche y Compañía (1948)-; el ourensano Antonio Román -Congreso en Sevilla (1955), Bombas para la paz (1959)-; el coruñés Ramón Torrado -la mencionada Botón de ancla (1948), La trinca del aire (1951)-; y el hijo de ourensanos José Antonio Nieves Conde -Balarrasa (1950), Rebeldía (1953), El inquilino (1957).
«Mia Sarah», la despedida
Añadió en su adiós al cine Mia Sarah (2006), dirigida por Gustavo Ron, producida desde Galicia con rodaje entre Londres y A Coruña, y en la que tenía como compañero al adolescente compostelano Manuel Lozano, que ya había debutado junto a él, siendo un crío de 8 años, en La lengua de las mariposas (José Luis Cuerda, 1999) y que también le había acompañado en Lázaro de Tormes (2001). Lozano lo recordaba en el 2008, en un artículo para la revista Audiovisual galego, como «unha persoa tímida, amable, cariñosa, simpática e mesmo xuvenil», añadiendo que «usaba a súa biografía como libro da sesta, asegurando que era bastante aburrido reler a vida propia».
Galicia también se vincularía a dos rodajes que nunca fueron, cada uno a su manera. Avanzado el año 2006, el director Ángel de la Cruz lo había comprometido en una visita a su madrileña casa de Algete para encarnar al muerto -planos que se tomarían en Madrid- que narra en voz en off la historia de su comedia Os mortos van á présa (2009), por entonces en fase de preproducción. El fallecimiento del actor en el 2007 frustró el papel que acabaría recayendo en su doble, el francés Jean-Claude Guimard. Mayor trascendencia tuvo el fracaso de Vigo como lugar para la filmación íntegra de Pesadilla para un rico (1996), su antepenúltimo filme como director, con guion compartido con Luis Alcoriza. El propio Fernán Gómez relata en sus memorias que la productora Rosa García le propuso en junio de 1996 «filmar algunas secuencias o buena parte de la película en Vigo, porque eso le facilitaba la financiación», aunque no fue posible porque «al día siguiente me mostraron las localizaciones viguesas, que no me convencieron». Poco tiempo después la misma productora le comentó que, «por motivos financieros, ya no podía rodarse en Vigo».
La literatura de autores gallegos -aparte de los relatos de Manuel Rivas para La lengua de las mariposas, producción participada por Voz Audiovisual- tuvo cierto protagonismo en su cine, comenzando por su papel principal en La sirena negra (Carlos Serrano de Osma, 1947) sobre novela homónima de Emilia Pardo Bazán y su triplete como coguionista, director y actor en El malvado Carabel (1956), adaptando a Wenceslao Fernández Flórez; películas a las que siguió el personaje del escribiente que encarnó en Parranda (Gonzalo Suárez, 1977), que recrea la novela de Eduardo Blanco Amor, y su presencia en el reparto de la valleinclanesca Luces de bohemia (Miguel Ángel Díez, 1985).
Cesáreo González
Regresando a su celebrado guardiamarina, Fernán Gómez recordaba que, pese al éxito, la gente «no conocía todavía mi nombre, pero me señalaban y decían: mira, mira, el que se muere en Botón de ancla». La película que desde Galicia -promovida por el gran productor vigués Cesáreo González y su compañía Suevia Films- catapultó a Fernán Gómez a la fama vivió un rodaje «nada conflictivo; todos nos llevamos muy bien y nos divertimos durante aquellos dos meses». Lo que vendría en las décadas siguientes confirmaría la potente conexión artística con Galicia de uno de los más grandes genios del cine español.