David Summers, de Hombres G: «Yo no sufrí nunca, sufrió el mamón»

Luis Gómez MADRID / COLPISA

CULTURA

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Hombres G Isabel Infantes | europa press

El vocalista de la banda madrileña rechaza la etiqueta de «grupo pijo». «Que después de 40 años, me lo sigan recordando me parece surrealista»,  dice

05 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El líder de los Hombres G, David Summers, disfruta con la edad que tiene y la vida que lleva ahora, dice. Y asegura no entender por qué se valora tanto la juventud.

—¿Cuántas veces les han dado por muertos?

—Creo que nunca [ríe]. Estuvimos diez años separados, volvimos en el 2002 y ya no hemos parado.

—¿Quizá por eso se revisa de arriba abajo médicamente cada dos años o cuando va de gira?

—A estas edades hay que revisarse un poquito de vez en cuando. En febrero me dio una peritonitis, justo saliendo de la borrasca Filomena, y estuve a punto de palmar. Eso me cambió completamente la cabeza. Dije, «esto me pasa en una ciudad, yo qué sé, perdida por ahí y...».

—¿El histórico ídolo del pop teme dar gatillazo en el escenario?

—No, no. Hay días que estoy muy cansado, porque a lo mejor llevamos tres bolos seguidos, pero pienso «has estado cansado otras veces y lo has hecho».

—¿Sueña con el éxito?

—¡Nunca! Se lo digo en serio. El éxito es la larga carrera.

—¿Y le asusta?

—Ni me asusta ni me ha traumatizado, como a otros artistas. Yo tenía un padre que me aconsejaba muy bien y me mantuvo con los pies en la tierra. Me enseñó a llevar esto con naturalidad, paciencia y amabilidad.

—«Sufre, mamón», «Venezia», «Marta tiene un marcapasos»... ¿Anda a la búsqueda de su mejor tema?

—Claro que sí. Intento hacer canciones cada vez más bonitas. Que sean hits o me las pongan en las radios... eso me da un poco igual.

—¿Ya no «Sufre, mamón»?

—Yo no sufrí nunca, sufrió el mamón [risas].

—¿Por qué se les veía tan pijos desde fuera?

—Vamos a ver, no hemos sido pijos nunca. Como en aquella época no éramos heavies, modernos, no nos pintábamos los ojos y no nos poníamos pendientes, nos encasillaron. Ya me parecía tonto en aquel momento, pero después de 40 años, que me lo sigan recordando me parece surrealista.

—¿Nunca se lo ha creído?

—Jamás. Mira, salimos siempre al escenario con una camiseta negra y un pantalón vaquero. Nunca hemos tenido asesor de imagen ni alguien que nos pusiese la ropita doblada en la cama

—¿Se acabaron aquellos tiempos de la fans con furor uterino?

—Ahora son distintas. Antes era un histerismo absurdo, porque eran niñas de 12 y 13 años. Ahora tenemos también fans, pero son de 30 o 40 guapísimas y encantadoras.

—¿Los reyes siguen siendo fans?

—Ah, sí. Sobre todo, Letizia. Le encantan los Hombres G. Ha venido ya alguna vez a vernos.

—¿Tampoco le importa aparentar la edad que tiene?

—¡Claro que no! ¡Por Dios!

—A mucha gente no le pasa.

—No entiendo por qué se valora tanto la juventud. Es un estado circunstancial, igual que la vejez. Mi abuelo siempre me decía «ser joven lo es cualquiera, pero a ver quién tiene huevos de tener 84 años como yo». Y es verdad.

—Totalmente.

—Me encanta la edad que tengo (57) y mi vida como es ahora. Me parece patética la gente mayor que se ve que es mayor, va con el pelo teñido y se pone bótox.

—¿Acabará alguna vez con bótox y con el pelo teñido?

—En la vida, vamos. Además, a mi chica tampoco le permito que lo haga. Las chicas operadas y con bótox hasta arriba no me parecen atractivas.

—¿Le aburre la autocensura y la corrección política?

—Vivo a espaldas a toda esa tontería. También han cuestionado mis canciones, aunque nunca he escrito nada con la intención de ofender a nadie.

—¿Quién le atacaba?

—En Sufre, mamón decía «voy a vengarme de ese marica». No entendían el contexto y decían muchas tonterías.

—¿Se comporta igual que cuando podía pasárselo bien?

—Me aprovecho de eso porque soy de otra generación. No tengo que aceptar los parámetros de esta. Yo no soy millennial. Soy del siglo XX. Lo voy a ser siempre y no me voy a hacer un tatuaje en mi vida.

—¿Por qué hace tres años desveló los motivos de su divorcio?

—Se decían tonterías y tuve que aclarar las cosas. Hasta yo mismo flipé de salir en las revistas. Pensé, ¿no le pasará nada a Rocío Carrasco?' 

—¿Por qué a su novia, estadounidense, las cosas bonitas se las dice en español?

—Porque las cosas bonitas hay que decirlas en el mismo idioma en el que sueñas. Además, lo entiende perfectamente.