El mosaico romano de Panxón que podría volver a casa 200 años después

carlos portolés / H. J. P. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Reproducción del mosaico romano de Panxón (en el centro de la imagen).
Reproducción del mosaico romano de Panxón (en el centro de la imagen).

Una asociación negocia la repatriación de la pieza, ahora en Nueva York

05 may 2022 . Actualizado a las 09:58 h.

Un pez junto a dos almejas. Esta es la estampa que dibuja el mosaico romano del siglo II. que fue encontrado en Panxón (Pontevedra) en tiempos decimonónicos. Cuentan que lo descubrió, fortuitamente, la familia Puga. Después se lo agenció la familia Blanco-Cicerón, que acabaría vendiéndolo al mejor postor. Por desgracia, la puja más alta vino del otro lado del Atlántico. La obra milenaria puso rumbo a las Américas, donde permaneció perdida durante décadas.

La historia se mantuvo estática hasta que, hace unos años, Gonzalo Fernández-Turégano se topó de bruces con el mosaico en la ciudad de Nueva York. Formaba parte de la colección privada de Carlton Hobbs. González-Turégano, al reconocer la pieza, se decidió a materializar su devolución a Galicia, lugar del que nunca debió salir. Junto a muchos otros colaboradores, fundó la Asociación para la Repatriación del Mosaico Romano de Panxón. La organización sin ánimo de lucro ha comenzado una ambiciosa campaña de recaudación para cubrir los gastos de la recuperación de la obra. El monto total de la operación se estima en 58.000 euros, lo que incluiría el pago al actual propietario y los costes de envío desde Londres hasta Galicia. El trayecto desde Nueva York hasta Londres correrá a cargo de Carlton Hobbs. Según relata la asociación, el poseedor actual de la pieza se ha mostrado extraordinariamente solícito y colaborativo. Al simpatizar con la causa de la extradición, ha accedido a hacer una rebaja considerable en el precio del grabado y a firmar un contrato de precompra.

Ahora, la tarea es una carrera contra reloj para acumular la elevada cantidad exigida. Municipios de toda la comunidad se están volcando para conseguir el objetivo. Casi todo el dinero recaudado hasta la fecha proviene de pequeñas aportaciones de los vecinos de la zona, que se muestran muy favorables a que el mosaico vuelva a casa casi doscientos años después.

Asegura la asociación que la oportunidad que se presenta para la recuperación de la pieza podría no volver a repetirse nunca. Por eso insisten en la necesidad de actuar rápido y con contundencia. «O la compramos ahora o acabará en el salón de un tipo americano perdida para siempre», advierte con preocupación el vicepresidente de la organización.

Este trabajo de artesanía no es solo un bonito y llamativo dibujo. Es un pedazo de la historia de Galicia. Una cápsula del tiempo que permite remontarse a los tiempos de la ocupación romana de la Península. La reliquia, excepcionalmente conservada, es una invitación a reconstruir un pasado remoto desde el sugerente poder de lo cotidiano.

Los coliseos, los grandes anfiteatros y los orondos panteones trasladan el poder abrumador de una civilización pasada. Pero muestras de pequeñez, como este modesto puñado de azulejos, acercan a lo diminuto de un mundo extinto. Lo rutinario, la pequeña historia, las vidas normales de gente normal... Porque, en el antiguo Imperio romano, no todos fueron grandes soldados, elocuentes filósofos o diestros jinetes de cuadriga. Algunos también fueron ciudadanos corrientes. Labradores, albañiles, pastores, pescadores...

El mosaico de Panxón es una conmovedora perla de costumbrismo protogallego. Una pincelada de lo que fue. Y allí donde fue debe volver a ser.