Daniela Pierucci: «Experimenté con mi madre, leer a Pardo Bazán aún nos puede divertir»
CULTURA
La docente italiana es una de las ponentes que participan en el congreso internacional dedicado a la escritora gallega
25 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.En Pisa, los estudiantes de la profesora Daniela Pierucci conocen de la existencia de una ciudad imaginaria llamada Marineda gracias a sus clases. Los docentes universitarios como los que este viernes se reunieron en el congreso internacional dedicado a Emilia Pardo Bazán están sembrando una semilla: llevar las letras de la condesa -y sumar lectores- por todo el globo.
-¿Por qué leer hoy en Italia a una escritora española de finales del siglo XIX?
-Pardo Bazán tiene todavía atractivo porque hay modernidad en su obra narrativa y en sus textos críticos. En el fondo, lo que se ve debajo de todo lo que escribe es una pasión. A mis estudiantes de Pisa les gusta mucho, sobre todo a las mujeres, porque creo que ven esa pasión, ese amor a la literatura. Además, les enseña a razonar y a conquistar cierta autonomía intelectual, algo que es tan importante para los jóvenes.
-¿Se le conoce en Italia?
-Trabajé en dos traducciones de sus novelas y pude ver cómo en Italia se conocía poco. Entonces, me propuse un juego. Experimenté con personas que conozco, con mi madre también, recomendado estos dos libros. El resultado es que sí, ¡les gustaron! Pardo Bazán aún nos puede divertir hoy, llegar al lector medio, ya sea en España o en Italia. Tiene una capacidad narrativa que te engancha. Me parece importante que volvamos a descubrir estos clásicos del XIX que nos enseñan sobre situaciones actuales.
-¿Cuál es la pasión de Emilia Pardo Bazán que descubrió releyendo sus textos?
-Sus novelas, sus cuentos, sus críticas... nunca son frías. Ella habla también con el corazón, aunque le dijeran que era masculina porque razonaba como un hombre. Su pasión salió a la luz en las polémicas que mantuvo en vida y en el entusiasmo que mostró hacia lo que escribía, con esos personajes representados de una manera tan fascinante. Por otro lado, está la intertextualidad. Hay una presencia de la literatura en sus relatos. Dostoyevski o Tolstói están en sus novelas.
-Una de sus metas fue que sus ideas llegaran a las mujeres. Sin embargo, era más leída por los varones. Hoy es casi al revés. ¿Lo consiguió 100 años después?
-No soy una de las mujeres que creen mucho en los estudios de género. No me gusta ver solo esta perspectiva; en efecto, he traído un estudio de una obra que hasta ahora se ha estudiado principalmente bajo este plano, Memorias de un solterón. Creo que, aunque este sí era su interés principal, llegar a las mujeres, que se educaran de una manera más completa, parecida a la de los hombres, y lucharan contra ciertas discriminaciones, no podemos leer todos sus trabajos solo bajo esta perspectiva porque hay mucho más. En el caso de este libro, el personaje masculino es uno de los más interesantes de su literatura.
-¿Llegó a pensar alguna vez que sería popular y se leería cien años después de su muerte?
-Quizá lo esperaba, tenía mucha confianza en sí misma, pero no lo sé, era una mujer realista. El hecho de que destruyera o dejase en un cajón ciertas obras que no quería publicar, y que ahora se publican, porque todo lo hacemos contra la privacidad, refleja que no publicaba si no estaba totalmente contenta con lo que había hecho. Al menos, lo que espero es que esté contenta: hoy no solamente es más conocida que hace unos años en España, también en las universidades extranjeras.
Cuéntame un cuento, los relatos breves de doña Emilia como un arma para atraer nuevos lectores
Si decimos Emilia Pardo Bazán hay un libro que automáticamente viene a la cabeza: Los pazos de Ulloa. Pero, ¿y si lo mejor de la escritora no estaba en sus novelas, o al menos no solo en sus novelas, sino en sus relatos cortos? «En mi caso, llegué a ella por el género cuentístico y fantástico», desveló la profesora checa Dora Poláková en el congreso que acoge hasta este sábado la Fundación Barrié.
Una veintena de investigadores y docentes de universidades europeas, americanas y africanas coincidieron en la tercera jornada dedicada a explorar las muchas y diversas capas de la autora coruñesa, de la que este 2021 se cumplen cien años de su muerte. «Hay gente enseñando y leyendo a Pardo Bazán en todos los rincones del mundo. El propósito del congreso es animar a que sean más los que la sigan leyendo», destacó Kelly Moore, investigadora de la Cornell University de Nueva York.
Su ponencia también partió de un escalofriante cuento de Pardo Bazán, La ganadera. «Está ambientado en un pueblo de Galicia donde la gente mata a los forasteros para sobrevivir. Viene muy a cuento, en un mundo bajo el yugo de la austeridad y donde muchas veces la única red social es la familia», desvela Moore.
Más atractiva en novela gráfica
La novela gráfica puede ser un aliado, defendió Kelly Moore. «Como expuso otro profesor, Collin McKinney, hay fórmulas para hacer más atractiva la literatura de finales del XIX y comienzos del XX... como las artes gráficas. Hay que hacerla más guay para los jóvenes porque, hoy en día, con una estatua bonita no animas a leer a quien no suele hacerlo».
Tanto ella como la checa Dora Poláková aterrizaron en los escritos de la condesa de forma colateral, estudiando a los clásicos españoles de finales del XIX, desde Clarín a Galdós. «Fue una sorpresa cuando, investigando sobre ella, descubrí artículos en la prensa checa donde la reseñaban. En uno dedicado a las escritoras del momento, es la única no británica citada», exclama Poláková. Los dos primeros trabajos traducidos al checo de la autora de La Tribuna fueron dos cuentos: Un destripador de antaño (en 1894) y La santa de Karnar (en 1896). «En el Imperio austrohúngaro, el idioma culto era el alemán. Los checos querían demostrar que se podía leer literatura internacional en su lengua», explica Dora sobre estas dos rarezas de la traducción.
Pero, además de hablar de estilos, influencias y repercusión pasada, el presente es el hilo conductor de unas jornadas que quieren revivir a la condesa.
En su charla, la norteamericana Hazel Gold, de la Emory University de Georgia, coincidió con sus colegas: «Hoy hay una dificultad universal, no es una cuestión nacional de uno u otro país. Los jóvenes ya no están muy acostumbrados a la lectura de libros, están siempre en línea con su móvil, sus videojuegos. Es difícil captar la atención para una novela extensa y, claro, las decimonónicas son extensísimas, pensemos en La Regenta. Sin embargo, Emilia tiene más de 700 relatos breves, muchos descubiertos recientemente, sin sermones ni lecciones, y con un giro final donde ofrece un surtido de temas que pueden interesar a muchos lectores».