Mariza: «Cuando era pequeña cantar fado era como formar parte de un clan mágico»

Javier Becerra
javier becerra REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Mariza
Mariza .

La cantante portuguesa presenta en A Coruña su disco homenaje a Amália Rodrigues

26 nov 2021 . Actualizado a las 12:01 h.

Poco antes de que el covid-19 paralizase el mundo, Mariza (Maputo, Mozambique, 1973) decidió homenajear a la gran figura del fado con Mariza canta Amália (2020). De ese modo celebraba sus primeros 20 años de artista. También el centenario de la homenajeada. Para ello se metió en las entrañas de la legendaria artista portuguesa, dando la visión particular de su repertorio eterno. Es el disco que presenta este viernes en A Coruña (Palacio de la Ópera, 20.30 horas, entradas desde 35 euros).

—¿En su concierto se convierte en Amália Rodrigues por un día?

—No, los asistentes van a ver un concierto mío. Yo siempre he cantado muchos fados del legado de Amália, que es enorme. Son temas bellísimos y es muy importante no olvidarnos nunca de ellos. Antes de la pandemia hice el disco para revisar el legado. Y, por supuesto, estará en el concierto, pero vamos a revisar otros temas de mis 20 años.

—¿Se podría decir que sin Amália usted sería otra artista diferente?

—Yo canto desde los 5 años. Tuve la oportunidad de crecer entre los fadistas más importantes, los más puristas y tradicionalistas. A Amália la conocí muy tarde, cuando tenía 16 años. Ya estaba formada como cantante. Ella es una figura muy importante para la música en Portugal, pero Amália es Amália y yo soy yo.

—¿Qué le dio el fado para meterse ahí a los 5 años?

—Es una música que toca el alma y tiene mucha magia. Cuando era pequeña, cantar fado era como formar parte de un clan mágico, diferente de todo. Siempre me sentí muy interesada por esa música. Por parte de mi mamá, que es mozambiqueña, se escuchaba otra música, pero mi papá me ponía mucho fado. Constantemente. También influyó mucho el barrio de Lisboa en el que crecí, Moreira. Es lo mismo que si pones a un niño a crecer en un barrio en el que el flamenco está siempre presente. Lo normal es que acabe cantando flamenco.

—Dice que la pandemia le afectó y se quedó sin inspiración. ¿Qué ocurrió?

—Sí, aquella fue una época en la que costaba mucho entender lo que estaba pasando en el mundo, con las personas, a nivel social y psicológico. Cada persona tiene su manera de sentir y entender. Yo paré de escribir, porque no me sentía inspirada para nada. Necesitaba asimilar este mundo nuevo que empezaba ahí

—Y hacerlo con una música con tanta tradición como la que usted practica. ¿Se adapta el fado a estos tiempos líquidos?

—Se adapta a todo, porque habla siempre de vida. Es una música urbana. Como tal, tiene una constante mutación. Cuanto más cambia la sociedad, más cambia la música. Las músicas urbanas viven y respiran las sociedades en las que están. Y el fado es así.

—Hace 20 años de «Fado Em Min», el disco con el que se dio a conocer. ¿Se reconoce ahí?

—Claro que me reconozco [se ríe]. He sido yo quien ha cantado y sentido los temas. No canto nada que no sienta. Y ahí están temas bellísimos y maravillosos que son parte de mi repertorio. No los canto desde hace años, pero es un disco que nació como un regalo para mi papá y se tornó público. Cuando lo escucho veo que hoy tengo más experiencia de vida y muchas cosas más para contar, en forma de canto. Pero me gusta mucho.

—En el 2018 sacó «Mariza», con su nombre. ¿Quería dar la idea de que estaba reiniciándose?

—No, en absoluto. Se llamó Mariza porque me llamo Mariza. No es el comienzo de nada [risas].

—Normalmente, con el nombre del autor se titula el primero disco. O, posteriormente, trabajos que inician una nueva etapa.

—Entonces quería hacer un disco nuevo y tenía muchas canciones bonitas. Me puse a ello, pero no me venía un nombre a la cabeza para el título. Quedó Mariza. Todos mis discos se llaman Mariza más otra cosa. Todos son etapas nuevas porque son un paso adelante para algo que se va a construir hasta el final de la vida. Y así será hasta el día que yo diga: «Esto se cierra, yo no canto más y no hay más disco». Cada vez que haces un disco hay nuevas emociones, nuevas inspiraciones, nuevas personas con las que trabajar.