Paula Paniagua: «Quise escribir desde que mi padre me leía ''Los cinco'' antes de dormir»
CULTURA
En su debut narrativo, «Un pájaro entre los huesos», la escritora compostelana homenajea a las mujeres gallegas por su valor y fortaleza
10 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.La vida de Paula Paniagua (Santiago, 1994) se forjó entre mujeres, «mujeres fuertes», aunque a ella el término, por manido, le parece que no logra reflejar con hondura el verdadero carácter de este matriarcado. Recuerda cómo su madre se encarga de la explotación ganadera, en su aldea, en la casa de sus abuelos, en Gasalla, no lejos de Compostela. Y cargaba con esas duras labores y cuidaba además a su padre, a su tío... No era un ejemplo aislado, su abuela era así también. Y las demás mujeres de su familia, «que son mayoría».
Es una historia común (no por ello menos crucial) para quienes se han criado en el medio rural gallego. «Mujeres que gobernaban la casa, sacaban adelante la familia, asumían las tareas del campo, la crianza de los niños y el cuidado de los mayores dependientes. Mujeres, en fin, que lo daban todo a los demás, a costa incluso de sus propios deseos o motivaciones, perdiendo quizá un poco de su identidad por el camino, en un acto de generosidad que no tiene precio», evoca con emoción. Sí, son víctimas del patriarcado, de la sociedad de su tiempo, admite Paniagua, que advierte de que no deben ser juzgadas de forma descontextualizada, desde ese temerario presentismo hoy tan en boga porque, pese a sus renuncias personales, muchas de estas mujeres fueron feministas a su manera, creyeron íntimamente en la igualdad, labraron su camino y, sobre todo, lucharon para que las que venían detrás labrasen aún mejor el suyo.
Ocurrió así con la propia Paula, siempre rodeada de gente que la impulsaba a prosperar, a crecer, a desarrollarse como persona, a ser consciente de su propia valía. El sacrificio de su madre —que es, recalca, su gran modelo— y de todas las demás mujeres de su familia homenajea en Un pájaro entre los huesos (Caligrama Editorial), novela que supone su debut narrativo y cuyo espíritu califica de feminista y reivindicativo. Como apunta, los personajes de la historia ponen en juego diferentes papeles que las mujeres han tenido que desempeñar en la sociedad. E insiste en que busca también mover al lector a comprender que «una mujer con valores antiguos no es necesariamente una mala mujer, sino que suele ser únicamente una víctima de la época que le tocó en suerte».
La novela se sitúa en la España de 1929, en un período convulso que atraviesa la dictadura de Primo de Rivera, la Segunda República, la Guerra Civil... Pocas fueron las horas propicias para que en esa España la mujer avanzase en la conquista de sus derechos. Por eso en el subtexto de la narración late tozuda la apelación urgente a «ser uno mismo», a la libertad y el respeto hacia los demás, a la relevancia de no juzgar al otro.
En realidad, recuerda Paula Paniagua, el germen de Un pájaro entre los huesos se plantó hace más de diez años, en una historia que había escrito siendo adolescente y que en 4.º de ESO mostró a su profesora de literatura, que la leyó, se involucró en la redacción, le hizo anotaciones y la animó a porfiar en la empresa. En pleno confinamiento, rescató aquel manuscrito, volvió sobre él, lo reescribió y lo publicó. «Cumplí un sueño», dice quien lleva la tinta muy dentro de sí. Tanto como la lectura, que le inculcaron sus padres, a los que visualiza con un libro en la mano. «Quise escribir desde que mi padre me leía Los cinco antes de dormir, cada noche. Comencé ahí a amar las historias, pero siempre he tenido mucha imaginación. Soy hija única... Los fines de semana, en la aldea, mientras mi madre atendía la granja, yo, sola, llenaba libretas enteras con historias», rememora.
«Son historias infantiles, y están peor desarrolladas», subraya Paniagua para rechazar que, aunque las conserva, exista posibilidad alguna de recuperarlas también para construir nuevas novelas. No niega que le gustaría proseguir su carrera literaria, aunque ahora mismo no encuentre tiempo para dedicarle a la escritura, absorbidos sus días como están por un compaginar estudio y trabajo.
Habrá que esperar, pero será.