«Rodaré ''Serrines, madera de un actor'', la historia de un tipo estupendo pero sin prestigio», anuncia el intérprete, ya recuperado tras estar al borde de la muerte por covid-19
11 abr 2022 . Actualizado a las 20:59 h.Bastante recuperado tras 36 días en coma por el covid-19, estrena serie en Movistar+, mantiene su carrera empresarial y celebra su pasado de jugador de rugby. En una sala del ambulatorio, a la espera de que el médico de cabecera asome la cabeza y le llame, aprovecha la ocasión para hablar deprisa y corriendo. Así despacha su tercera entrevista antes de comer porque más tarde «tengo un lío de cojones», se carcajea Antonio Resines (Torrelavega, 1954).
Ha vuelto a la vida de siempre, más socarrón que nunca. Los 36 días que pasó en coma inducido por complicaciones derivadas del contagio de coronavirus no le han bajado la moral. «Al contrario. Tengo ganas de retomar las cosas donde las dejé. Quiero recuperarme del todo y seguir con lo mío. Ahora estoy de promoción y satisfecho. Es lo que toca». El pasado viernes se estrenó en Movistar la serie Sentimos las molestias, una comedia con visos de drama en la que comparte protagonismo con Miguel Rellán.
-Antes que nada, ¿qué tal se encuentra?
-Me falta un pelín de equilibrio, pero bastante bien. Recuperado en un 90%. Voy con muleta pero es un adorno, enseguida me la quitan.
-Algo le habrá ayudado ser deportista.
-Sí, sí. Jugué bastante al rugby. Entre una cosa y otra, me he roto muchos huesos, pero del fondo físico algo queda. Correr, no corro, pero andar, sí, y mucho. Todo eso me ha favorecido.
-¿Y la cabeza? ¿Todo bajo control?
-Igual filtro menos. Ahora doy pavor a mi mujer y a mi hijo.
-Ya será menos.
-En serio, lo injusto y la tontería me cansan cada vez más. Ahora, por razones obvias, peleo por la sanidad pública. Hay que invertir más en ellos. ¡Ya está bien de frivolidades! Nunca me ha dado miedo comprometerme. Me importa un carajo lo que mide el Everest, pero si hay que luchar por una causa, soy muy beligerante.
-Hijo de abogado, educado en el colegio marianista del Pilar en Madrid, se matriculó en Derecho y... está claro que no le habría ido mal como letrado, ¿eh?
-Era apañado como estudiante, tenía facilidad. De chaval se me daban bien el latín y el griego. Pero las cosas fueron en otra dirección. Al final terminé estudiando Ciencias de la Imagen, algo muy meditado, y no me arrepiento de nada. Acabé rodeado de gente muy buena (Fernando Trueba, Carlos Boyero...), a la que le gustaba el cine tanto como a mí.
-También tiene una carrera empresarial muy dinámica. Es productor y en su día hasta impulsó un restaurante muy cerca de Santillana del Mar...
-Claro, es que no se rueda todos los meses. Tienes que buscarte la vida.
-Ahora ha lanzado una plataforma digital, BeLiquid. ¿Se ha convertido en un artista 2.0?
-Ja, ja, eso ya lo teníamos grabado antes de mi ingreso en el hospital. Hay vídeos, una parte presencial y una obra de teatro en la que la gente puede participar. Yo aparezco de vez en cuando, soltando chorradas y presentando a los expertos. Su cometido es ayudar a la gente a relacionarse en su trabajo. Es una actividad más de una empresa que tenemos de promoción cultural.
-Siempre aventurero y constante, parece que lo de ser boy scout católico le marcó mucho.
-Agradezco las cosas buenas que recibí en casa y en el colegio de curas. En general, me he sentido bien aconsejado en la vida. De los valores cristianos, de velar por el prójimo y demás, me quedo con muchas cosas.
-¿Ninguna experiencia traumática en su infancia y adolescencia?
-A veces me caía una hostia, pero nada traumatizante.
-¿Se identifica con el director de orquesta Rafael Müller, su personaje de la serie «Sentimos las molestias»?
-No. Es un tocapelotas de cuidado, un tipejo repugnante. Solo me reflejo en su amor por el trabajo y también me gusta su cariño hacia otra persona [Miguel Rellán, en el papel de viejo rockero].
-¿El público español respeta a los veteranos como usted?
-A la gente no se la engaña. Si eres bueno, sigues en activo más allá de los 50 años, ya seas hombre o mujer. La edad cada vez tiene menos relevancia, siempre hay proyectos adecuados.
-¿Qué le apetece ahora?
-Mire, le doy una exclusiva.
-Dispare.
-Voy a rodar una comedia patética que se llamará Serrines, madera de un actor.
-¿Perdón?
-Estará protagonizada por Antonio Serrines, un actor que ha triunfado y le quiere todo el mundo. Un tipo estupendo pero sin prestigio. Le faltan los clásicos ingleses y españoles. O sea, que voy a hacer el tonto todo lo que quiera y me reiré todavía más de mí mismo.
-¿Quién la dirigirá?
-No le puedo decir más, solo añadiré que... ¡me apetece mucho!