Cela: de «La colmena» a «La ruche»

Adolfo Sotelo Vázquez

CULTURA

El autor porfió hasta editar la novela en francés, que tuvo una discreta acogida

25 abr 2022 . Actualizado a las 08:47 h.

El 23 de septiembre de 1958, la más prestigiosa editorial francesa del siglo XX, Gallimard, publicaba en la colección Du monde entier la novela La ruche [La colmena], traducida por Henri L. P. Astor y prologada por el crítico catalán José María Castellet. Su acogida por lectores franceses fue discreta y tardó más de treinta años en reeditarse, en 1989, en la colección L’imaginaire. Para entonces Cela había ganado el premio Nobel.

A juzgar por la correspondencia del escritor padronés con el que hubiese sido el primer editor de La colmena, Carlos Fernando Maristany, y con su primer agente literario, el doctor Herman Stock, propietario y director de la Agencia Literaria Universitas, entre sus propósitos más importantes del trienio 1946-1948 estaba, aprovechando el camino abierto por La familia de Pascual Duarte, impulsar la traducción de la novela varada por la censura española a comienzos del 46.

Con anterioridad a la traducción francesa de La familia de Pascual Duarte habían visto la luz, en el otoño del 44 la italiana, gracias a los oficios de Juan Aparicio, gran protector del primer Cela; en el 46 la inglesa y en el 47 la sueca (Cela caminaba bien). La francesa (1948) corrió a cargo de Jean Viet y se editó, paralelamente, por entregas en la revista Esprit (enero-abril), que dirigía Emmanuel Mounier; en Éditions du Seuil, colección Pierres vives, dirigida por Claude-Edmonde Magny, la autora de un libro de referencia en esos años, L’âge du roman americaine (1949); y finalmente en Le Club français du livre, «numerada y muy bonita», según anotación del propio Cela.

Al aire de este proceso editorial, Jean Viet lee La colmena a comienzos del 47 para una posible traducción al francés. Pronto le remite a Cela sus elogios incondicionales, quien, sin embargo, en la primavera del 48 le comunica que la está escribiendo de nuevo, «sensiblemente aumentada y corregida, para poder editarla en España». Una vez aparecida en Madrid la enviaría a París para que se pudiese incluir lo añadido, «más todo aquello que la edición española no llevase en su texto. Con esto la edición francesa de La colmena sería rigurosamente completa». Empero, todas estas conjeturas habrían, al paso de los meses, de carecer de fundamento. Viet y Éditions du Seuil no editarán la novela, cuyo texto esperaba impaciente el traductor a finales de la primavera del 49.

Con posterioridad a las traducciones inglesa, sueca (Cela seguía caminando bien) e italiana, ve la luz en Gallimard, precedida de las Notas del autor a las tres primeras ediciones en lengua española (1951, 1955 y 1957), La ruche. Las negociaciones para su traducción revelan el escenario en el que se producía esa publicación, que sintetiza con tino la Carta de Francia a cargo de Manuel de Lara, abreviatura tras la que se esconde el historiador Manuel Tuñón de Lara, que Papeles de Son Armadans publica en el número de octubre del 58: «La casa Gallimard presenta este otoño un programa español de categoría: La colmena de Camilo José Cela, El Jarama de Sánchez Ferlosio y Duelo en el paraíso de Goytisolo […] Vaya por adelantado que en Francia se están dando ya cuenta de que existe una novela española contemporánea, que por cierto tiene el valor de dar miedo, muchísimo miedo». Manuel de Lara publicó en la revista mallorquina de Cela 17 entregas de Carta de Francia, como también lo hizo en dos ocasiones Henri L. P. Astor, aunque el encargo inicial de Cela fue para Juan Goytisolo, quien tan solo mandó un texto, traspasando esos quehaceres a Tuñón de Lara. La participación de Astor fue ocasional y, en cierto modo, un reconocimiento —muy habitual en la conducta de Cela— a su trabajo de traductor de La colmena.