Pete Fromm regresa a la montaña en «El nombre de las estrellas»

H. J. P. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Retrato de Pete Fromm y portada de su libro «El nombre de las estrellas» en la edición española.
Retrato de Pete Fromm y portada de su libro «El nombre de las estrellas» en la edición española. Errata Naturae

El escritor estadounidense relata su nueva aventura en la salvaje Montana para custodiar huevos de un pez salmónido

03 jul 2022 . Actualizado a las 09:14 h.

El lector conoce ya a Pete Fromm (Shorewood, Wisconsin, 1958) de aquel hermoso libro Indian Creek (1993; Errata Naturae, 2017), en el que narra la experiencia que representa vivir en soledad durante siete meses —con un muy frío invierno— en una pequeña tienda de campaña y acompañado únicamente de los hostiles elementos y de la perrita Boone. Hay que ser joven para aceptar por teléfono un empleo mal pagado (doscientos dólares al mes) como encargado del servicio forestal para la protección de unos huevos de salmón en una zona boscosa a sesenta kilómetros de la carretera más cercana y con el indicador del termómetro que por momentos señala los cuarenta grados bajo cero (e incluso menos), con la sombra del cañón cerniéndose sobre el inesperado huésped. ¡Pero qué material más valioso para cimentar un debut en la literatura! Ahora, lejos los tiempos de estudiante de Ecobiología en la universidad de [la salvaje] Montana y del uniforme de guardabosques, el estilo de vida de Fromm es convencionalmente familiar. Y es que tiene dos hijos que criar. Pero la cabra tira al monte, que dice el refrán. El reencuentro con un amigo le abre la posibilidad de dejar unas semanas la ciudad de Great Falls y regresar a las agrestes montañas del oeste de Montana. La justicia poética redondea la jugada de dados y le otorga como encomienda el cuidado del crecimiento de unos huevos de tímalo (¡un salmónido!), «un precioso pez salpicado de topos fosforitos que luce una aleta dorsal a modo de abanico, se diría que algo más propio de alta mar, como en el caso del pez espada y el pez vela», una especie además que requiere protección. Es difícil negarse a un ofrecimiento así, cerrarle la puerta a una nueva oportunidad de reconectar con la naturaleza y consigo mismo. Y a Aidan y Nolan, los niños, ¿les vendría bien una inmersión en lo salvaje? Complicado. Y si no, lean El nombre de las estrellas (2016; Errata, 2022).