Nicolas Cage: «Estoy desviando mi camino hacia personajes con más profundidad»

María Estévez REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

.

Encarna a un buscador de trufas que trata de recuperar a su cerda secuestrada

17 jul 2022 . Actualizado a las 09:57 h.

Nicolas Cage (Long Beach, EE .UU., 1964) recupera la sintonía con público, crítica y estudios gracias a la extraña película Pig. Una buena noticia para un actor que en los últimos tiempos acostumbra a ser noticia por sus problemas económicos y sus sonados divorcios. En el filme de Michael Sarnoski da vida a un hombre solitario que vive en una cabaña medio destartalada en los bosques de Oregón. Su única compañía y su medio de vida es una cerda buscadora de trufas. Cuando secuestran al animal, se introducirá en el submundo criminal de los restaurantes de Portland para recuperarlo.

—Rodó «Pig» justo antes de la pandemia y es su mejor trabajo en años. ¿Cómo se siente ante la respuesta que está teniendo su interpretación?

—La forma en que estaba escrito el guion me permitió hacer el tipo de interpretación que yo buscaba. Llevo tiempo explorando actuaciones abstractas con cierto aire operístico y eso es precisamente lo que he hecho en Pig. Deseaba volver a expresarme a través de una actuación porque ese es para mí el significado de ser actor.

—¿Se identifica con la imagen del antihéroe herido por las circunstancias?

—Entiendo perfectamente su sentimiento de pérdida, esa profunda conexión con los animales. No necesito forzar una interpretación porque me sale de forma orgánica conectar con el personaje.

—¿Sintió algún tipo de conexión con el cerdo protagonista?

—Brandy, tristemente, murió. Creo que la relación entre Rob y Brandy es maravillosa, porque nunca se vuelve empalagosa. El público puede ver que en ambos palpita el instinto salvaje. Claro que sentí conexión con Brandy, ambos sentíamos debilidad por la comida. Pasé mucho tiempo con ella y sabía que podía confiar en mí para alimentarse cada día.

—«Pig» muestra a un hombre con sed de venganza. ¿Qué piensa de la idea de recuperar lo perdido de una forma violenta?

—El personaje también es divertido. Parte del público piensa que emprende su viaje por un motivo cuando, en realidad, hay algo más. En Pig no se dispara a nadie. Es un poema cinematográfico, un análisis de personajes en profundidad que se basa en gran medida en el ambiente y la fotografía, en la quietud de todas las actuaciones y, sobre todo, en la escritura. No es una historia de venganza. Me gustan ese tipo de narraciones. Las películas de aventuras dependen en gran medida de la violencia como fuente de estimulación. He rodado muchas de esas películas, pero también he explorado otros tipos de géneros y me alegra decir que estoy desviando mi camino hacia personajes con más profundidad.

—¿Estaba familiarizado con las trufas antes de esta película?

—Para nada, solo sabía que usan cerdos y perros para encontrarlas. Conozco el mundo epicúreo, en el sentido de que disfruto mucho de la buena comida y tengo un gran respeto por los chefs en general. Los considero artistas porque lo que están haciendo es crear una forma de arte que ingerimos. No soy de ninguna manera un chef, pero disfruto respetando un gran plato de pescado. No entiendo cuando algunos de estos cocineros se obsesionan con las salsas, porque parece que están tratando de enmascarar el pescado.

—¿Sabe cocinar?

—Crecí en una familia italiana y mi plato estrella es la pasta con mariscos. Supongo que por la influencia mexicana en Los Ángeles me encantan los huevos motuleños, con salsa picante y mucho chile.