Cormac McCarthy pone fin a dieciséis años de silencio con sus nuevas novelas «El pasajero» y «Stella Maris»

H. J. P. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Cormac McCarthy.
Cormac McCarthy. Beowulf Sheehan

El escritor estadounidense, que el próximo 20 de julio cumple 90 años, rehúye la exposición pública y apenas ha concedido cuatro entrevistas a lo largo de su vida

03 nov 2022 . Actualizado a las 09:29 h.

Dieciséis años de silencio es demasiado para alguien como Cormac McCarthy (Providence, Rhode Island, 1933), que el próximo 20 de julio cumple 90 años. Y, sobre todo, porque para sus admiradores es insufrible esta espera, que comenzó desde el mismo momento en que en el 2006 publicó La carretera, una de sus obras mayores junto a la anterior, No es país para viejos (2005), aun más grande. El lector puede aceptar su alergia a la vida pública —no llega a los casos de Salinger y Pynchon, aunque apenas ha concedido cuatro entrevistas a lo largo de su vida—, pero difícilmente puede olvidarse de su obra. Ahora Penguin Random House anuncia para el próximo jueves, 10 de noviembre, la salida en el mercado español en un solo volumen de sus dos nuevas novelas: El pasajero y Stella Maris. De hasta qué punto pule sus textos y es obsesivo con la reescritura el autor de Meridiano de sangre, habla el hecho de que los rumores sobre la aparición de El pasajero comenzaron hace ya más de dos decenios.

Como bien podría decir Pérez-Reverte, que McCarthy cumpla 90 años sin haber recibido el Nobel le quita mucha categoría al premio de la Academia Sueca. Y es que se trata de uno de los autores capitales de la escena estadounidense —y de la literatura universal—, que muchos sitúan en la línea directa que va de Melville y pasa por Faulkner, con cuya oscuridad, por cierto, antes de esa fase de madurez en que ha viajado a la máxima economía expresiva, su obra guardaba importantes concomitancias.

El pasajero, avanza el editor, es un thriller metafísico, «una sobrecogedora novela sobre la moralidad y la ciencia, el legado del pecado y la locura que se aloja en la conciencia humana». En cuanto a Stella Maris, añade, funciona como «un intelectualmente desafiante complemento a El pasajero, así como una investigación filosófica que cuestiona las nociones de Dios, la verdad, la cordura y la existencia misma».