Coque Malla: «Soy un "showman" que no tiene más remedio que escribir canciones»

Javier Becerra
javier becerra REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Coque Malla
Coque Malla .

El artista ofrecerá un concierto en A Coruña el 12 de noviembre dentro del último tramo de la gira en la que revisa toda su trayectoria

06 nov 2022 . Actualizado a las 12:27 h.

Se encuentra Coque Malla en la recta final de una gira que, a su término, marcará un punto y aparte definitivo en su carrera. «Son cuatro conciertos que hemos denominado El último viaje del astronauta gigante», explica el músico. El primero de ellos tendrá lugar en A Coruña el próximo 12 de noviembre (Palacio de la Ópera, 20.30 horas, desde 30 euros). Incluido en el ciclo Concertos do Xacobeo y producido por Cávea Producciones, será la última oportunidad de verlo en mucho tiempo. «Después de esos conciertos pararé de tocar. Es posible que estemos hasta 2024 y es algo que no recuerdo que haya hecho nunca», adelanta.

—En el vídeo de «Una sola vez» se pone en el lugar del personaje de «Cinema Paradiso» que, de adulto, revisa su vida en la gran pantalla.

—Totalmente. Lasdelcine, que son las autoras de ese vídeo, tienen como película favorita Cinema Paradiso. Quisieron hacerle un homenaje explícito. Tenía mucho sentido que, con el single del recopilatorio [El astronauta gigante]y con esa letra, se hiciera el recorrido de toda una carrera en una sala de cine.

—Aparecen ahí imágenes suyas de Los Ronaldos, cuando salía con chaleco a pecho descubierto tocando rock n' roll. ¿Cómo se ve?

—Son imágenes que, de una u otra manera, siempre están presentes para mí. No hace 20 años que no las veo, como le ocurría al personaje de Cinema Paradiso. Pero los ejercicios de nostalgia generan emociones. Yo siento que durante mucho tiempo tenía que mantener a raya la sombra de Los Ronaldos y el repertorio, porque quería hacer fuerte y creíble mi figura como solista. Eso ya ha ocurrido. Desde La hora de los gigantes creo que mi repertorio como solista es tan importante como el de Los Ronaldos, incluso diría que más. La gente que llena un sitio como el Palacio de la Ópera no va a escuchar las canciones de Los Ronaldos, sino los temas de los discos recientes. Ahora me he reconciliado con ese repertorio y tiene sentido que esté todo mezclado. De hecho, en los conciertos hay un homenaje a esa época. Pero es un pequeño capítulo del espectáculo general. En un 80 % está basado en las últimas canciones.

—¿Reconforta poder revisar un pasado tan mítico como ese sin que eclipse el presente?

—Eso es. Cuando el pasado eclipsaba el presente había que dejarlo quietecito. Ahora que se complementan es una maravilla.

—Llegó un momento en el que «Berlín» fue más importante de «Adiós papá». ¿Cuándo lo notó?

—Pues claramente en La hora de los gigantes. Hasta llenar un recinto como el Palacio de la Ópera hay un largo camino. Pero ese camino empieza con Berlín. Es esa canción. Hay muchas cosas y mucho trabajo. Todo ayudó. Pero es la banda sonora de ese cambio de percepción del público. De pasar de «¿donde andará Coque Malla de Los Ronaldos, que parece que no le va muy bien» a otra cosa. Fue con Berlín y ese disco. Ahí lo noto claramente. La gente empieza a venir y quiere escuchar Berlín, Hasta el final, She's My Baby... Con Mujeres también se notó. Y con El último hombre en la tierra llegó la explosión final.

—¿«Berlín» fue también la puerta de entrada a un público nuevo, que nada tenía que ver con la nostalgia?

—Sí, yo creo que un porcentaje altísimo de gente que viene ahora es gente a la que no le gustaban Los Ronaldos. O que ni siquiera los conocían.

—En el vídeo citado sale bailando, como una suerte de Fred Astaire. En usted hay una parte de «showman». ¿Se siente más artista u hombre del espectáculo?

—Soy una mezcla de las dos cosas. Solía decir que cada vez me siento menos showman y más músico en el escenario. Lo que pasa es que en las últimas giras he disfrutando muchísimo de mi parte como showman. Al final, donde todo cobra sentido y donde yo me siento entero es en el escenario. Exagerando un poco, podría decir que todo lo que hago es un trámite para poder llegar al escenario. Hay gente que es feliz en el estudio o en casa escribiendo. Yo no, yo lo soy en el escenario. Por eso casi diría que soy un showman que no tiene más remedio que escribir canciones. Y, sobre todo, grabar discos.

—¿No le gusta grabar?

—Ahí sufro mucho. Me atacan las inseguridades y los miedos. También, la falta de técnica. En el escenario, no. Ahí encima no tengo ninguna inseguridad. Sé cuando están las cosas mal y por qué. Y sé hacerlas bien. En el estudio, sin embargo, me pierdo. No sé si estamos acertando o no. Pero eso también es algo intrínseco al proceso creativo. El escenario, no. Es otra cosa. Es una manifestación emocional. Una fiesta. Son las verdaderas vacaciones y la verdadera fiesta de mi trabajo. O al menos así lo siento yo.