José María Luna: «Estamos eliminando de golpe la presunción de inocencia de Picasso»

Tamara Montero
Tamara Montero SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

PACO RODRÍGUEZ

«Vamos a seguir vinculados a la cultura y al arte ruso, porque la cultura no tiene la culpa delo que está pasando», dice el director de la agencia que gestiona el Museo Casa Natal Pablo R. Picasso, el Centre Pompidou Málaga y la Colección del Museo Ruso en Málaga

26 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

José María Luna (Marbella, 1963) es desde el año 2011 director de la Agencia Pública para la Gestión del Museo Casa Natal Pablo R. Picasso, Centre Pompidou Málaga y Colección del Museo Ruso, un proyecto que ha convertido a Málaga en la conocida como ciudad de los museos. Es además un especialista en obra gráfica, de la que habló esta semana en unas jornadas del Consello da Cultura Galega. 

—Visita Galicia cuando está cerca la celebración del Año Picasso. ¿Hay vías de colaboración abiertas entre las casas del artista?

—Ya hace tiempo que están abiertas. Tenemos la mejor relación y todo lo que sea profundizar en un mejor conocimiento de la vida y la obra de Picasso está bien. La casa natal de Málaga es la segunda entidad picassiana más antigua de España, solo por detrás del Museo Picasso de Barcelona. 

—Pero esta buena relación, ¿está previsto que se plasme en un proyecto concreto para este Año Picasso?

—No concreto, pero sí tengo noticia que la escuela de arte de San Telmo, junto con la escuela de arte de A Coruña, donde el padre de Picasso dio clase, están trabajando en algo conjunto. 

—Se refería ahora a profundizar en el conocimiento de la obra y de la vida de Picasso, cuya figura está inmersa en un proceso de revisión que incluye la faceta de violencia contra las mujeres.

—Desde hace tiempo se viene haciendo presentismo, es decir, juzgar con la mirada presente cuestiones del pasado. ¿Quién afirma y cómo demuestra esa presunta violencia de género? ¿En qué se basa, en algunos libros, en algunos testimonios? ¿Por qué esos testimonios son más verdad que otras verdades? Picasso nunca habló del asunto. Estamos eliminando de golpe la presunción de inocencia de Picasso por otros comentarios. En cualquier caso, la obra de Picasso trasciende su persona. ¿Por qué nos preocupamos tanto de la vida de Picasso y no de otros? El presentismo es una estrategia perversa a la hora de juzgar depende qué hechos y ¿por qué se lo aplicamos a Picasso y no a otros?

—Bueno, se aplica a otros. También se ha hecho una revisión con perspectiva de género de la vida de Gaugin, por poner un ejemplo.

—¿Pero cómo sabemos cómo pensaban unos y otros? Nos podríamos remitir a la caverna y cancelar cualquier pintura rupestre...

—¿Cree que se está cancelando a Picasso por hablar de esto?

—Lo que de verdad trasciende a todo esto es la obra. Pero es que si nos ponemos a cancelar, nos quedamos solos. 

—Los museos italianos advierten de que hay que subir los precios de las entradas por el refuerzo de la seguridad derivada de las acciones contra el patrimonio de activistas climáticos. ¿Están tomando medidas extraordinarias de seguridad?

—Como institución no podemos permanecer ajenos a lo que está pasando y por tanto tomar las medidas oportunas, pero por seguridad no vamos a desglosarlas. Yo soy partidario de que se pague por la cultura, pero que sea una cantidad razonable y asequible y, fundamentalmente, que se habiliten los modos y las maneras para que todo el mundo tenga acceso. La agencia que dirjo gestiona, además del museo casa natal de Picasso, el centro Pompidou de Málaga y la colección del Museo Ruso. Nadie que quiera visitar los museos se va a quedar sin visitarlos por cuestiones económicas. El museo es un servicio público, pero es cierto que a veces los servicios públicos hay que pagarlos porque lo que no se paga, no se aprecia. Pero como he dicho, pagarlos de una manera sensata, que no se convierta disuasoria para la visita. El museo no solo expone obras, sino que realiza todo un trabajo de investigación, promoción, difusión, integración social... Los museos no somos la solución a todos los problemas, pero no somos un problema. Ojalá hubiese más museos.

—¿Qué opina del debate abierto sobre el peligro que corre el patrimonio con este tipo de acciones y su utilidad?

En la respuesta que voy a dar está mi opinión. No voy a comentar sobre ese tipo de acciones porque no voy a ser partícipe de este debate, con independencia de mi posicionamiento con respecto a los problemas que acucian a esta sociedad, que son muchos y de los que tenemos que ser conscientes y trabajar en pos de eso. 

—Hablaba de que ojalá abriesen más museos. Muchas veces el debate, y en Galicia se ha dado con la Ciudad de la Cultura, es cuántos equipamientos culturales hay que abrir y si es posible dotarlos a todos de contenido.

—Efectivamente, lo difícil no es abrir un equipamiento cultural, lo difícil es mantenerlo, sostenerlo y haciendo que tenga un sentido. Las cosas tienen que tener un sentido. Hay muchos profesionales muy formados que no encuentran una salida cuando en realidad sí hay una necesidad y una demanda. Hay que identificar esa necesidad y esa demanda en función de cada sitio y plantearse una línea estratégica de actuación. Trabajar a impulsos no es bueno en ningún ámbito y en el cultural menos. Lo cultural es una inversión a medio y largo plazo. Las aspiraciones a corto plazo en lo cultural nunca son buenas. Por eso, para tener una rentabilidad, tiene que haber una inversión sostenida, que acaba teniendo resultados. En Málaga todo el mundo pone el foco en los buenos resultados turísticos, y sí, es cierto. Pero no hay que olvidar es que hacemos una actividad cultural prácticamente cada día y medio. Tengo una hija de 16 y otra de 6 años. Me gusta pensar que en este tejido que se está formando en Málaga, estos chicos tendrán otros modos de ver no solo el arte, sino la sociedad. Porque en un museo no solo se ve arte o se aprende de arte. 

—La guerra en Ucrania ha afectado al Museo Ruso, que ya no tiene su colección. 

—El museo ha permanecido abierto todo el tiempo. Es un equipamiento del Ayuntamiento de Málaga y gestionado por el Ayuntamiento de Málaga, con una muy fructífera relación con el Museo de San Petesburgo, con el que tenemos un acuerdo. Las desgraciadas circunstancias, que han sido condenadas por el alcalde, el Ayuntamiento y por nosotros no nos permiten renovar las colecciones como veníamos renovando cada año. Hemos tenido que devolver las colecciones pero hemos decidido que vamos a seguir vinculados a la cultura y al arte ruso, porque la cultura no tiene la culpa de esto que está pasando. Ni el arte, ni los artistas, ni los escritores, ni los músicos, ni los cineastas rusos merecen que a la primera de cambio se les vuelva a castigar por algo que no han hecho. Algo con lo que los que están vivos y los que están muertos probablemente casi todos estarían en contra porque por eso fueron castigados, cancelados y exiliados. 

—Acaban de inagurar una exposición de Joan Fontcuberta sobre el proyecto Sputnik. 

—El Museo Ruso ha sido un enorme factor de proyección de la ciudad y tiene una marca suficientemente reconocible. ¿Por qué desperdiciar esa marca? Hemos decidido seguir trabajando con la cultura rusa y seguir haciendo exposiciones, de arte ruso y sobre Rusia.  El proyecto Sputnik, aunque es del año 98, está de una actualidad tremenda porque Fontcuberta se cuestiona la imagen como verdad, la creación del discurso y la posverdad. Nos pareció un modo interesante de volver a exponer obra sobre Rusia, porque además, cuando tuvimos que devolver las colecciones del museo ruso hicimos la más grande exposición de gráfica que se hizo en España de Picasso.

Ahora, en dos semanas, vamos a inaugurar una exposición de arte ruso con obras de una coleccionista privada de Londres, que nos cede 78 piezas. Por fin los grandes nombres vuelven: Kandinsky, Goncharova, Lariónov, Serov, Repin, Aivazovsky van a estar ahí. José Manuel Ballester, premio nacional, expondrá la serie de fotografías de gran formato que hizo en el 2016 en el Museo Ruso de San Petesburgo. Se llamará Ausencias, porque es un modo de poder ver aquel maravilloso museo y esas maravillosas obras que podrían estar en nuestras salas pero que no están. Y también haremos una instalación, en colaboración con La Caixa, de Ilya & Emilia Kabakov, los dos grandes artistas del constructivismo que tuvieron que exiliarse. El museo sigue estando abierto, siendo un equipamiento del Ayuntamiento de Málaga y que trabaja en la cultura como lugar para el diálogo.

—¿Dan por perdidas las colecciones?

—Tenemos un acuerdo hasta el 2035 y no me gusta ser optimista, pero me gusta ser positivo y creo y confío en que este conflicto, por el bien de todos, se termine pronto y la cultura es lo primero que debemos recuperar. Mila Milosevich, del Instituto Elcano decía hace poco que cuando esto empiece a pasar, los primeros lazos que se recuperarán son los de la cultura, y esperemos que sea así porque con la cultura rusa es mucho más lo que nos une que lo que nos separa.