Aunque el guion del filme no sea una maravilla, el realizador James Cameron logra que sus más de tres horas pasen volando, con un tramo final que es un absoluto desenfreno, acción servida como pocas veces
17 dic 2022 . Actualizado a las 10:49 h.Hay un mandamiento de obligado cumplimiento para hacer gran cine, tener un buen guion. Como también es cierto que un magnífico espectáculo puede no necesitar el sustento de un texto excelente. El realizador James Cameron (Kapuskasing, Ontario, Canadá, 1954) sabe mucho de eso, y a su filmografía nos remitimos. Lo suyo es dejar boquiabierto al espectador, como lo confirman Titanic (1997) y Avatar (2009), por citar dos títulos suyos anteriores.
Fascinado por los avances en la tecnología audiovisual, doce años después, insiste con el filme Avatar: el sentido del agua, un torrente de imágenes asombrosas, de secuencias bien armadas, de sentido del ritmo, de un todo que acaba empequeñeciendo cualquier pretensión en torno a la raza na’vi y a esa familia protagonista que deberá huir de los humanos, los mismos que años atrás aterrizaron en las paradisíacas tierras de Pandora para explotar sus minerales, previa devastación. Ahora, aquellos regresan en busca de la supervivencia planetaria o cosa por el estilo, que la Tierra se agota, y, como es natural, otra vez lo harán arrasando todo a su paso. Confieso que eso y la matraca familiar me importaron un pimiento (o casi).
Es una película para ver en 3D, téngase muy claro, por mucho que los fondos pasen a un segundo o tercer plano en favor de cada imagen tridimensionada. Qué maravilla. Sientes el agua como si estuvieras sumergido en ella. Los que saben de esto reconocen lo complicado que es lograr que su textura asome a la pantalla. Ya lo había intentado Cameron en Abyss (1989), cinta ambientada en las profundidades marinas. Hay escenas que son pura recreación y hasta podemos suponer que casi parecen de relleno, como si el autor se propusiera regodearse en sus logros visuales.
Son más de tres horas que pasan volando, y con un tramo final que es un absoluto desenfreno, acción servida como pocas veces y otra seña de identidad en este director (basta con mirar su filmografía). Y aunque el guion de Avatar 2 no sea la octava maravilla, incide en el mensaje ecopacifista, pues al cabo Pandora representa a la Tierra en su estado más virginal.
Por último, mencionar que en este nuevo Avatar depositan buena parte de sus esperanzas las salas de todo el mundo. Si de esta no regresa el público, el negocio agonizará y los Avatares previstos hasta el próximo 2028 —tres secuelas más— dormirán su sueño eterno.
«AVATAR: THE WAY OF WATER»
EE.UU., 2022.
Director: James Cameron.
Intérpretes: Sam Worthington, Zoe Saldana, Sigourney Weaver, Kate Winslet, Stephen Lang, Cliff Curtis, Joel David Moore, Giovanni Ribisi, Edie Falco, CCH Pounder.
Ciencia ficción.
192 minutos.