«Vio la cantera en la que se iba a levantar la Domus, sacó una librera e hizo allí los bocetos del futuro edificio»

j.B. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

La Domus de A Coruña en una imagen aérea
La Domus de A Coruña en una imagen aérea JANET GONZALEZ VALDES

Ramón Núñez recuerda como se involucró Arata Isozaki en el proyecto del Museo del Hombre

29 dic 2022 . Actualizado a las 20:46 h.

La gran curva que Arata Isozaki diseñó a modo de vela para la fachada de la Domus de A Coruña surgió en apenas unos segundos. El entonces director de los museos científicos de A Coruña, Ramón Núñez, lo llevó al terreno en la que se iba a edificar el coloso, donde el barrio de Monte Alto se funde con el mar del Orzán. Luego, se desplazaron al otro lado de la bahía, en la playa de Riazor, para que desde allí contemplara la vista. «Le dije que la fotografía de la ciudad era la del otro lado, la de la Marina y que estábamos redescubriendo esta. Desde allí vio la cantera en la que se iba a levantar la Domus, sacó una librera e hizo los bocetos del futuro edificio». En ellos aparecía esa curvatura, la que se plasmaría arquitectónicamente con 100 metros de longitud y 16 de altura.

Era 1993. En 1995 el edificio en el que trabajó también el arquitecto César Portela —«se encargó de elegir los materiales»— era una realidad y un emblema de la ciudad que mostraba orgullosa una nueva pieza de sus museos dedicados a la ciencia. Se instalaba en un edificio con proyección internacional. «Para algo así queríamos una figura de primer nivel. Tanteamos a muchos arquitectos y, por lo que fuera, él nos dijo que estaba dispuesto a hacerlo», recuerda Núñez que llevó a Isozaki la Casa de las Ciencias para que captase el espíritu de aquellos museos llenos de niños y donde lo prohibido era no tocar. «Le gustó mucho. En el libro de oro del museo escribió: "El futuro del hombre puede empezar aquí, en A Coruña"». Fue justo antes de decir que aceptaba el proyecto ajustándose al presupuesto del Ayuntamiento. «Al hablar con el alcalde —se refiere a Francisco Vázquez— este dijo que había una cantidad de dinero determinada para el proyecto, incluyendo sus honorarios». Durante el desarrollo de la obra acudió varias veces a la ciudad. Parte de su equipo de arquitectos japoneses, que estaban instalados en Barcelona, también trabajaron en ella. A Coruña ganó un edificio bandera. E Isozaki subrayó su fama. «Tras la inauguración salió una página en el New York Times y gracias a ello le encargaron un museo interactivo en Ohio», dice Núñez.