Y Pascual Duarte cumplió 80 años

Adolfo Sotelo Vázquez

CULTURA

A la izquierda, Camilo José Cela, retratado en 1939 en el jardín de su casa natal en Iria Flavia. A la derecha, portada de la primera edición de «La familia de Pascual Duarte», publicada en 1942 por el sello madrileño Aldecoa.
A la izquierda, Camilo José Cela, retratado en 1939 en el jardín de su casa natal en Iria Flavia. A la derecha, portada de la primera edición de «La familia de Pascual Duarte», publicada en 1942 por el sello madrileño Aldecoa. BNE

La novela de Cela apareció el 7 de diciembre de 1942; la censura la retiró meses después

13 feb 2023 . Actualizado a las 00:08 h.

En una carta del editor Rafael Aldecoa del 18 de noviembre de 1942, enviada desde Burgos al domicilio madrileño (Claudio Coello, 91) de los padres de Camilo José Cela, le dice al narrador padronés: «De no ocurrir algo anormal desde luego que a mediados de diciembre está el libro en los escaparates». El libro en cuestión es la opera prima de Cela, La familia de Pascual Duarte. El escritor de Iria Flavia dató a lo largo de su vida el nacimiento de la novela en dos fechas distintas de diciembre. En el prólogo —bajo el marbete de Breve historia de esta novela— a la edición de Zodíaco dice: «El 7 de diciembre fui en un taxi a recoger los primeros ejemplares a la estación de autobuses de Burgos». En cambio, en el estupendo texto Andanzas europeas y americanas de Pascual Duarte y su familia, publicado en 1951 en la revista del eximio erudito Antonio Rodríguez Moñino Bibliofilia, sostenía: «Pascual Duarte nació, para mí, que soy su padre, el 28 de diciembre de 1942, día de los Santos Inocentes, en un garaje que hay en la calle de Alenza, número 20, ya casi al final y que se llama Continental-Auto. Esto de Continental-Auto es una línea de autobuses que hace el servicio de Madrid a Burgos y de Burgos a Madrid, llevando y trayendo viajeros, equipajes y paquetes».

Pero lo cierto es que una carta de Aldecoa a Cela (7-XII-1942) contiene una información inequívoca: «Hoy han salido por Continental-Auto cuatro paquetes con cien ejemplares de los corrientes, para que te encargues tú de enviarlos a la crítica que te interese». En efecto, como precisó Cela en Memorias, entendimientos y voluntades (1993) a instancias de Fernando Huarte («la persona que más sabe de mis ediciones en el mundo entero»), la novela llegó a Madrid el 7 de diciembre. Lo certifican unas palabras manuscritas del escritor, escritas con lápiz de color azul en un bloc de dibujo, conservado en la Fundación Pública Galega Camilo José Cela: «El 7 de diciembre de 1942 aparece mi novela La familia de Pascual Duarte. Se acabó el divagar». Cela zanjaba así, aunque no totalmente, el dilema que le tenía dividido entre la poesía y la prosa, pues recordemos que sus aprendizajes literarios fueron poéticos y culminaron en la escritura en el otoño de 1936 del poemario, inédito hasta 1945, Pisando la dudosa luz del día.

La primera edición se agotó rápidamente y para noviembre del 43 veía la luz la segunda en la misma casa editorial, a la que había ido a parar en octubre del 42 el manuscrito, si bien Cela ha recordado en varios sitios de su obra memorialista que José Janés, el prestigioso editor barcelonés de El bonito crimen del carabinero y otras invenciones (1947), podría haber sido su editor, tal y como le recomendaba José María de Cossío, uno de los primeros lectores del manuscrito y a quien Cela habría de regalárselo. La censura retiró la novela en el otoño de 1943; dos años después volvería a tener vía libre.

Clave en estas peripecias iniciales del joven escritor fue el todopoderoso Juan Aparicio, delegado nacional de Prensa en esos decisivos años. Aparicio y Cela se carteaban con el inicial y habitual «camarada»; Aparicio le facilitó la obtención del carné de periodista (27-V-1943), fundamental para los garbanzos diarios; Aparicio le abrió las puertas de una de las revistas (bajo el presupuesto de la creación como actividad política) que había fundado y que dirigía, El español. Semanario de la política y del espíritu, donde Cela publicó por entregas su segunda novela, Pabellón de reposo (1943); Aparicio, en fin, publicó en las columnas de El español y lo agavilló en un libro inexcusable para conocer estos años, Españoles con clave (1945), el artículo Camilo y Camila (23-X-1943) en el que con su seguro ademán falangista afirmaba: «La familia de Pascual Duarte es una novela legendaria, aunque sea una novela bárbara, porque es una novela por el clima por donde ha pasado la guerra». Quizás opiniones como esta ayudan a entender, ochenta años después, la distancia que media entre la intentio auctoris y la lectura falangista de la obra, al margen de los límites de la interpretación.

Mientras la censura bloqueaba la circulación de la novela en España y se producía la tentativa (de la que desconocemos los pormenores) de preparar una edición de lujo con ilustraciones del pintor Solana, La familia de Pascual Duarte tuvo una tercera edición en la primavera del 45: «La publicó Emecé, en Buenos Aires. En la colección Hórreo», según recuerda Cela en las Andanzas, añadiendo que «lleva un prólogo de los editores y está impresa en buen papel y con cuidado». 

Eduardo Blanco Amor

Nada dice, en cambio, de que la edición fue fruto de la tozudez del gran escritor ourensano Eduardo Blanco Amor, quien fue su artífice, a tenor de la confesión epistolar malhumorada a Francisco Fernández del Riego (6-VI-1960) por el silencio que Papeles de Son Armadans guardó sobre su novela A esmorga (1959): «Xa me decataba que Cela non tería tempo para se ocupar dela. Tampouco eu o tiña cando consumín tres xuntanzas do consello de administración de Emecé Editores —ameazando, incluso, con dimitir— para que se resolvesen a publicar o Pascual Duarte, que saíu con prólogo e solapa da miña man e que foi o inicio do espallamento. E iso ocorría cando eu o tiña por un forte adversario político. Así son as cousas».

«¡Muera el padre Lucas! ¡Mueran las cadenas!»

«En mayo de 1946 salió otra vez Pascual Duarte en España, ahora editada por Zodíaco de Barcelona». Así reza el texto de las Andanzas que, dicho sea al vuelo, el novelista Ignacio Aldecoa sentía, en su columna radiofónica Crítica al aire de Radio SEU (10-III-1951), como muy agradable, porque penetraba en «el oscuro rincón del escritor y veía cómo este se ausculta el pecho, se siente el corazón y las abejas locas se lo aguijonean por las hazañas de sus criaturas». La edición fue minuciosamente preparada por Carlos F. Maristany (dueño del sello del Zodíaco) y el propio escritor. El último día de abril del 46 Cela escribía a Maristany: «Ahí va la hojita de la censura de la que no he sacado fotocopia. Recuerda que José Pardo [delegado de Propaganda en Barcelona] es gallego y buen amigo mío». El 15 de mayo le escribía de nuevo: «Pascual está en la calle y nosotros no nos hemos muerto. ¡Viva Zodíaco! ¡Vivan los escritores! ¡Muera el padre Lucas! [el censor eclesiástico que había vapuleado La colmena en enero de ese año] ¡Mueran las cadenas!».

La edición era magnífica: el prólogo de Gregorio Marañón era la gran novedad y prestigiaba la novela definitivamente. «La tremenda historia de Pascual Duarte […] es tan radicalmente humana que no pierde un solo instante el ritmo y la armonía de la verdad», sentenciaba el prologuista, a quien Cela había conocido en 1943 gracias a José María de Cossío. Don Eugenio d’Ors, lector atento de la novela y sabedor de su inminente cuarta edición, aprovechaba su Novísimo glosario del domingo 10 de marzo del 46 en el diario Arriba para subrayar que Cela tenía una «genial vocación para el descubrimiento de las fuerzas elementales del subsuelo humano». La familia de Pascual Duarte empezaba a ser un clásico moderno.

Adolfo Sotelo Vázquez es catedrático de Literatura de la Universidad de Barcelona