Adiós a Jorge Edwards, el escritor que amaba la vida hasta sentirse esclavo de lo bello
CULTURA
Voz imprescindible, el narrador retrató de forma crítica la sociedad y el sistema de clases del Chile de su tiempo
17 mar 2023 . Actualizado a las 22:02 h.«Amo la vida, y todo lo que tiene de atractivo me esclaviza. Me gustan las mujeres bonitas y el whisky etiqueta negra. Me ha esclavizado la buena vida, pero he tratado de no ser jamás esclavo de la consigna. Lo he conseguido, hasta cierto punto, gracias a un profundo amor por la libertad». Así se expresaba no hace mucho en una entrevista con el periodista Miguel Lorenci el escritor, periodista y diplomático chileno Jorge Edwards (Santiago de Chile, 1931). El narrador falleció este viernes en Madrid a los 92 años, según confirmaron el sello Acantilado y el grupo Penguin. Nacionalizado español en el 2010, abogado de profesión, fue distinguido con el Premio Cervantes 1999.
El autor está considerado una voz latinoamericana imprescindible, en particular por la sensibilidad y agudeza con que retrató —de forma crítica— la sociedad y el sistema de clases del Chile de su tiempo. «Cuando queramos saber lo que fue el Chile en esa generación tendremos que recurrir a Edwards», como dijo a Efe la presidenta de la Academia Chilena de la Lengua, Adriana Valdés, con motivo del 90.º aniversario del autor de obras como El peso de la noche (1965). Valdés recordó que su obra fue prohibida por la dictadura de Pinochet (1973-1990) y que dio las primeras señales de alarma respecto a Cuba y el conflicto que allí se vivía entre la libertad intelectual y las ideas revolucionarias.
Edwards, ensalza Acantilado, fue una de las figuras más importantes de la literatura actual en lengua española. Estudió derecho y filosofía en la Universidad de Chile y en la de Princeton y, entre 1957 y 1973, ocupó diversos cargos diplomáticos en América Latina y Europa. Premio Nacional de Literatura de Chile en 1994, como escritor -arrancó como afinado cuentista y se transformó con el paso de los años en un novelista reconocido- cultivó tanto la novela y el cuento como el ensayo, y ha sido traducido a diversos idiomas. Entre sus grandes temas se hallaba el orden de las familias como represión frente al desorden y la disidencia (La última hermana, Acantilado, 2016). Además de La última hermana, el sello barcelonés publicó Oh, maligna (2019), su particular homenaje a Neruda y, sobre todo, a la literatura.
Víctima de abusos sexuales
Edwards, recuerda Efe, estudió en el colegio San Ignacio -donde según denunció en el 2012 fue objeto de abusos sexuales por parte de un sacerdote de Cádiz- y se graduó en la facultad de derecho de la Universidad de Chile, aunque sabía que las leyes no eran su verdadera pasión.
Pronto se demostró con la aparición en 1952 de su primer libro, El patio, un ramillete de relatos con el que cosechó los primeros aplausos y que lo catapultó hacia la narración larga. La primera en aparecer fue El peso de la noche, la historia de una familia de clase media que se adentra en los vericuetos de la decadencia -uno de los temas transversales de su obra- y en la que la política -otra de sus obsesiones- se hace presente de forma sutil pero muy decidida.
Después le seguirían obras muy aplaudidas como Los convidados de piedra (1978), El museo de cera (1981), El sueño de la historia (2000) y La casa de Dostoievski (2008), con las que atravesó fronteras y que le convirtieron en una de las voces líderes de la llamada «generación del 50» junto a José Donoso, Enrique Lafourcade y Claudio Giaconi. Un grupo de escritores a los que en ocasiones se compara con clásicos de la literatura estadounidense como Walt Whitman, Ernest Hemingway y William Faulkner. De algún modo inauguran en su país el gusto por lo que sucedía en el interior, de las casas hacia dentro, frente a la tendencia anterior, de estilo criollo, que se enfocaba en el costumbrismo, lo paisajístico y las tradiciones.
Diplomático en tiempos de Allende
Menos mentada es su faceta de diplomático, carrera a la que se sumó en 1954 y que tuvo su primer gran momento destacado en 1970, durante el inicio del Gobierno socialista de Salvador Allende, quien confió en sus dotes para retomar las relaciones con Cuba.
Sin embargo, la afinidad de Edwards con intelectuales de la oposición castrista condujo al líder cubano, Fidel Castro, a considerarle persona non grata, título que utilizó para encabezar un libro de memorias sobre esos días. El volumen logró el mérito de ser prohibido tanto por el régimen cubano como por el chileno, además de granjearle la enemistad de las fuerzas políticas de izquierda y creó una gran polémica entre los escritores latinoamericanos.
Amigo de Pablo Neruda, escribió un libro sobre el autor de Veinte poemas de amor y una canción desesperada titulado Adiós poeta: Pablo Neruda y su tiempo (1990) y una novela inspirada en su figura: Oh, maligna (2019).
En 1973, poco después del golpe de Estado contra el presidente Allende que desencadenó la represión militar y la dictadura encabezada por el general Augusto Pinochet, viajó a Madrid, donde vivió y trabajo durante un lustro.
De vuelta a Chile en 1978, se integró en la Academia chilena de la lengua y contribuyó a la fundación del Comité de Defensa de la Libertad de Expresión.
En 1988 fue uno de los fundadores del movimiento político Independientes por el Consenso Democrático y? acabada la dictadura el presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle lo nombró embajador ante la Unesco (1994-1996).
En el 2010 fue designado embajador en París por el nuevo Gobierno de Sebastián Piñera, político al que Edwards había apoyado públicamente durante la campaña electoral y España le concedió la nacionalidad por carta de naturaleza.