Javier Gurruchaga: «Antes había censura, ahora lo que hay es autocensura»

Pese tener un título tan evocativo como Yo fui a EGB, Javier Gurruchaga rechaza el calificativo de nostálgico para él. «No se trata de pensar en cuándo salieron las canciones. La gente las sigue escuchando y, en ese sentido, son canciones de hoy», explica el líder de la Orquesta Mondragón. Será, junto a Vicky Larraz, Nacha Pop y Danza Invisible, entre otros, uno de artistas que estará mañana en A Coruña (Coliseum, 19.30 horas, a partir de 38 euros).

—Muchos de los que irán a verlo lo conocieron en «La bola de cristal» cuando eran niños.

—Sí, niños que hoy tienen 50 años o más [risas].

—¿Qué supuso aquello?

—La bola fue una gran experiencia. Me abrió las puertas al lenguaje televisivo. Fue una estupenda idea de Lolo Rico. Se llamaba La cuarta parte y yo era «El cuarto hombre». Me propuso hacer cinco programas. Como gustó, estuve año y medio con ellos.

—Se convirtió en un personaje muy popular en medio de la oleada del pop español de los 80. ¿La Orquesta Mondragón estaba un poco al margen de todo aquello?

—Coincidimos en el tiempo con la movida, que fue una denominación más de periodistas. Se habla de la movida madrileña, pero muchos éramos de provincias. Nosotros empezamos antes, en San Sebastián. Coincidió todo con un cambio que se estaba dando en la sociedad, político y cultural. No teníamos mucho que ver unos con los otros, pero había ganas de renovarse.

—Llevan 47 años. ¿Van a celebrar el 50 aniversario?

—A mí lo de los años no me interesa mucho. La gente se jubila y tal, pero a mí me ocurre al contrario, cada vez tengo más ganas de hacer cosas. Ahora voy a hacer una función sobre Lorca y una película sobre la trayectoria de la Orquesta Mondragón. Además, estoy con un espectáculo sobre Edgar Allan Poe y mis conciertos en teatros con la orquesta.

—Este resumen explica muy bien por qué la Orquesta Mondragón eran tan diferentes. Confluyen muchas cosas en su música.

—Claro, el jazz, el cabaré, el cine, la televisión, las parodias... Todo eso se puede compatibilizar con canciones de Lou Reed, Frank Sinatra o Liza Minnelli. O con el mundo surrealista de Fellini.

—¿Cree que algunos discos suyos tendrían problemas en el 2023?

—Ahora hay otra forma de comunicarnos. Antes había censura, ahora hay más una autocensura. Nos la hemos infligido todos. Los tiempos están cambiando, en algunas cosas para mejor y en otras para peor. Fíjate el espectáculo de Trump o Putin. Siguen ahí las dictaduras, las mentalidades ultrarreligiosas... Todo esto está ahí. También lo políticamente correcto. Todo eso nos va influyendo, porque estás en la carretera. Hoy te piensas más de una vez cómo hacer la canción. En cierto modo, es un retroceso.

—¿Cree que podría sacar hoy en día canciones como Porros de fresa y limón o Ellos las prefieren gordas?

—No lo sé. Pero todo está ahí, publicado. Como están muchos escritores, mucho humor negro. No sé si terminarán prohibiendo a Edgar Allan Poe, al marqués de Sade, a Casanova o a los hermanos Marx. O a los Rolling Stones. Bueno, ellos ya se han autocensurado y quitaron de sus directos la canción Brown Sugar. Este estado de las cosas se está volviendo bastante penoso.

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