
Su «Las tempestálidas» arrebató el International Booker a Guadalupe Nettel y Eva Baltasar
18 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Gaustín recibirá próximamente el International Booker Prize. ¿O Gueorgui Gospodínov acaba de recibir el International Booker Prize? Sí, es la segunda opción: el autor búlgaro fue galardonado por su libro Las tempestálidas, «una novela brillante, llena de ironía y melancolía. Es un trabajo profundo que engarza con una cuestión muy contemporánea: lo que nos ocurre cuando las memorias desaparecen», escribió la presidenta del jurado.
Pero la duda entre Gaustín y Gueorgui es perfectamente legítima para quien conozca la obra del escritor, para quien esté familiarizado con su personaje más recurrente y su capacidad para experimentar con la ficción y el tiempo: el tiempo como rasgo estructural de la narrativa, pero también como resultado de la percepción que los humanos tenemos de esta dimensión, en absoluto definida para Gueorgui Gospodínov (Yambol, Bulgaria, 1968).
Más que algo cuantificable y secuenciado, para el escritor, el tiempo es tanto una sensación como un sentimiento: recuerdos, nostalgia o incluso olores que definen cada época. En su último libro, se pregunta: «¿En qué momento lo cotidiano se vuelve historia?», una labor de recomposición que lleva a cabo en sus novelas. En ellas, entrelaza lo real y lo ficticio, así como reflexiones literarias y otras existenciales. Esto le conduce al «a menos memoria, más pasado», escribe, como asumiendo que el olvido fomenta la ficción. La idea sustenta su obra Las tempestálidas, donde el alzhéimer de algunos personajes no es un diagnóstico tan maligno como la melancolía colectiva que padece una sociedad obsesionada por el pasado, una siniestra caricatura de la actualidad. También él mismo lo advierte: «Tarde o temprano, cada utopía se convierte en una novela histórica».
Ironía y sutileza
Se trata de su libro más lógico, más académico, más político, más «de su tiempo». Una exigencia mediática a veces confundida con una virtud, pero que, combinada con el talento, la ironía y la sutileza de Gospodínov, es suficiente para lograr los mayores reconocimientos. Entre otros, en esta ocasión, se impuso a la mexicana Guadalupe Nettel y a la catalana Eva Baltasar en la carrera por el International Booker.
Para quien no lo conozca, la composición de Las tempestálidas, digna de un Kurt Vonnegut desatado, y su atención al detalle, cuya versión más entomológica recuerda a Xosé Luís Méndez Ferrín, serán tan exigentes como sorprendentes. Sin embargo, no es una innovación espontánea, sino la culminación (en el caso más optimista) o el ripio (en el más realista) de sus brillantísimas Física de la tristeza y Novela natural, todas ellas (las tres) editadas por el sello alavés Fulgencio Pimentel. Quizá Gospodínov, como una caricatura de sí mismo, también haya abusado de sus novelas pasadas.