José Francisco Rodil Lombardía: «Describo lo que percibimos de modo extrasensorial»

Montse García Iglesias
Montse García SANTIAGO / LA VOZ

CULTURA

José Francisco Rodil Lombardía.
José Francisco Rodil Lombardía. Sandra Alonso

El autor regresa a la narrativa breve con el libro «Sutiles presencias»

29 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El escritor y periodista José Francisco Rodil Lombardía (Santa Eulalia de Oscos, 1953) regresa a la narrativa breve después de 15 años y de publicar tres novelas de manera consecutiva. Lo hace con Sutiles presencias (Velasco), donde reúne diez cuentos escritos desde el 2001 hasta la actualidad que hablan de presencias etéreas. El autor presentará la publicación este miércoles en Santiago (19.30 horas, Rúa do Vilar, 19). 

—No publicaba relatos desde el 2008. ¿Por qué regresó?

—Mi primer libro [1999] había sido de relatos con mis experiencias periodísticas. Y este prefiero llamarle de cuentos porque el relato admite hechos reales y en este son todos imaginarios, ficción pura. Son cuentos para adultos, pero cuentos. Recopilo diez que fui haciendo durante años que tenían como nexo común esas «sutiles presencias». Son narraciones cortas en las que trato de describir de un modo literario esas misteriosas manifestaciones que extienden la naturaleza material de nuestro mundo tangible. Estas manifestaciones que describo las percibimos de un modo extrasensorial, son cosas que no vemos, que no podemos tocar, pero que sentimos a través de la conciencia, de la intuición... Probablemente, cualquiera de nosotros ha tenido la sensación en algún momento de algo extrasensorial, como si se tratara de un ser inmaterial invisible que en algún momento nos visita, nos interpela, nos advierte de algún peligro, nos guía, nos da consejos...

—¿En qué se inspiró?

—Algunas son a partir de gente que me contó algo. Por ejemplo, un médico que estuvo en la provincia de Lugo me contó un caso muy curioso, que luego traté de manera literaria. Es la historia de un médico que se va a cubrir una interinidad y vive en una pensión en la que pasan cosas muy extrañas.

—¿Qué le llevó a centrarse en estas «presencias»?

—Empecé con dos cuentos y después, cada vez que tenía una idea parecida o alguien me contaba algo, hacía más. Lo que escribo no tiene que ver con fantasmas, sino con esas energías que te llegan no se sabe de dónde.

—¿Se puso algún límite?

—El libro hay que leerlo como una ficción. La novela del año pasado, Sentencia, era muy dura al ser la biografía de un hombre que fusilan en la Guerra Civil y lo había pasado bastante mal para escribirla porque tenía mucha documentación y porque es un drama tremendo. También llevaba tres novelas seguidas. Además, a veces, apetece leer este tipo de cosas amables y entretenidas, por eso hice el libro. Echaba de menos algo que me relajara y me relajó mucho escribir estos relatos. 

—¿Prefiere novela o relato?

—Me siento más cómodo en la novela, es más fácil. En la novela, aunque te excedas un poco, no pasa nada, pero en cuento va todo medido y tienes que constreñir.

—Y, lo próximo, ¿qué será?

—Ahora la editorial me encomendó reescribir mi primera novela.