Giroud: «Mientras esté ese régimen, seguirá habiendo Padillas en Cuba»

amanda pérez LA HABANA / E. LA VOZ

CULTURA

El cineasta denuncia que la isla padece uno de sus períodos más represivos

11 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La Habana, 1971: El poeta cubano Heberto Padilla es puesto en libertad y comparece ante el gremio de escritores para entonar una «sentida autocrítica», mientras se declara agente contrarrevolucionario y acusa de complicidad a muchos de sus colegas.

Madrid, 2023: El cineasta cubano Pavel Giroud recibe numerosos reconocimientos, entre ellos la nominación a los premios Forqué, unos de los más prestigiosos de la cinematografía española, por su documental El caso Padilla. Desde su ático en el barrio de Malasaña reconoce la actualidad de su obra, cuando miles de cubanos siguen siendo víctimas de los mismos métodos, más de 50 años después.

Tras llegar a sus manos hace un tiempo una copia de las imágenes inéditas con la declaración íntegra de Padilla ante colegas, amigos y represores, que estuvieron ocultas por décadas, Giroud sintió que era su deber hacer este filme. «Me debatí entre hacerlo público tal cual o hacer una película», afirma. Se decidió por la segunda opción, que creyó que era una oportunidad de que más personas se interesasen por el tema, que consideró «lo suficientemente potente» como para que la cinta recorriera el mundo. «La realidad me ha dado la razón», reflexiona tiempo después.

«Siempre que hablas de las barbaridades cometidas por el régimen cubano te arriesgas a la incredulidad, a que te cuestionen, a que se matice o justifique. Pocos hechos son tan reveladores como este registro», asegura. Efectivamente, la cinta desvela a un Padilla nunca antes visto, aunque se pudiera adivinar a partir de las transcripciones y fragmentos conocidos. Por momentos parece asustado, cínico, irónico, o despreciable mientras emplaza a otros artistas a disculparse.

De la historia al presente

Pero más allá del hecho histórico, el filme de Giroud le habla al presente. «Padilla es Galileo Galilei, pero también es Román Protasevich, el periodista bielorruso que hubo de retractarse y disculparse por criticar al régimen de Lukashenko. Padilla son también los jóvenes cubanos que ante la coacción se arrepienten de sus actos públicamente».

Según varias oenegés, en Cuba hay más de 1.000 personas presas por motivos políticos. En su mayoría tras las manifestaciones del 11 de julio del 2021. Otros solo por expresarse individualmente en contra del poder. Tras la entrada en vigor del nuevo Código Penal el 1 de diciembre del 2022, al menos una decena de personas han sido detenidas por esos motivos. Algunos de ellos han tenido que retractarse al más puro «estilo Padilla».

Giroud recuerda el caso de la joven de 21 años Sulmira Martínez, conocida por sus seguidores en las redes (unos pocos miles) como Salem, que fue detenida en enero del 2023 por publicaciones críticas e instar a manifestarse en una página de Facebook. Meses después, la Seguridad del Estado grabó y transmitió en televisión nacional un vídeo en el que la chica se autoinculpaba y admitía haber recibido dinero por sus publicaciones. Su madre aseguró posteriormente que lo hizo porque le prometieron excarcelarla, cosa que no ocurrió.

Las coacciones van más allá de los detenidos, apunta. «Por sus opiniones otros han perdido sus trabajos, se ven obligados al exilio, o se enfrentan a procesos judiciales», añade.

Estas situaciones, al decir de Giroud, «nunca han dejado de existir». Aunque ha habido «períodos en que han sido menos hipersensibles a los cuestionamientos y, hablando en buen cubano, han aflojado la pita». Pero por lo general, después regresa la represión multiplicada, afirma. «En esas estamos ahora, en uno de los momentos más represivos y castradores de las mínimas libertades, unido además a una crisis que ya no es ni política ni económica, sino humanitaria».

Giroud es consciente de la actualidad de su película, por la que supone que, de estar en Cuba, «podría ir a la cárcel y cumplir hasta 20 años», dice. «Mientras esté ese régimen, diseñado como el de una familia mafiosa, seguirán apareciendo Padillas. Un periodista que cuente la verdad, un cineasta que cuente la verdad, un escritor, o cualquiera que salga a la calle con su verdad impresa en un cartel, es un potencial Heberto Padilla».