María Luisa Nache, justicia poética para la voz gallega de una época dorada

hugo álvarez

CULTURA

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Este año se celebra el centenario de la soprano que se codeó con los grandes

22 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace escasos días se cumplían cien años del nacimiento de María Luisa Rodríguez Nache (1924-1985) emblemática soprano que formó parte de la etapa dorada operística. Con buen criterio, la Real Academia Galega de Belas Artes ofreció esta semana una conferencia de la profesora María del Carmen Lorenzo (responsable de la entrada correspondiente a la soprano en el Álbum de Galicia del Consello da Cultura).

María Luisa Nache nace en 1924 en A Coruña, donde estudia con Bibiana Pérez La Perecita para trasladarse a Madrid a completar su formación. Debuta en el Teatro Rosalía Castro con Aida, en 1945 junto a Hipólito Lázaro. Pronto comenzó una carrera internacional en la que cantó unos 45 roles (con especial atención a los repertorios verdiano y pucciniano, de los que abordó la práctica totalidad de sus heroínas) compartiendo escenario con cantantes del calibre de Franco Corelli, Richard Tucker, Fedora Barbieri o Jon Vickers.

Su gran oportunidad llegará en 1953 al interpretar el papel de Glauce en Medea de Cherubini, con Maria Callas en el rol titular. La Nache estaba contratada como cover de la soprano prevista; pero cuando esta tuvo que ausentarse de los ensayos para cumplir con otro compromiso, Leonard Bernstein (que dirigía las funciones) propuso que la gallega tomase su lugar. A Milán volvió en 1958 como Leonora, de Il trovatore verdiano junto a Franco Corelli.

Enseguida, María Luisa Nache pisó casi todos los escenarios líricos mundiales de renombre: del Metropolitan de Nueva York a la Scala de Milán, del Liceu de Barcelona al Sao Carlos de Lisboa dirigida, además de por Bernstein, por batutas del calibre de Tulio Serafin o Antonino Votto.

En el cénit de su carrera, regresó a A Coruña por motivos personales, apartándose de los grandes escenarios. Desde 1973 ostentó la cátedra de canto del Conservatorio de A Coruña y en 1976 ingresó en la Real Academia Galega de Bellas Artes. Falleció en 1985.

María del Carmen Lorenzo en la Real Academia de Belas Artes antes de su conferencia.
María del Carmen Lorenzo en la Real Academia de Belas Artes antes de su conferencia. EDUARDO PEREZ

Conversando con María del Carmen Lorenzo, destacaba que la Nache «fue el puntal de una extensa escuela de voces gallegas. Tal y como recogió en su discurso de ingreso en la Real Academia de Nuestra Señora del Rosario, titulado Voces de oro gallegas en el mundo, históricamente siempre tuvimos una cantera de artistas que fueron primeras estrellas en los escenarios nacionales e internacionales. María Luisa Nache siguió la estela de esa saga lírica gallega y ella misma prosiguió esta línea con su magisterio».

Sin grabaciones

Sorprende que María Luisa Nache tenga menos predicamento que otras colegas. Lorenzo opina que «muchos músicos coruñeses no éramos conscientes del nivel artístico al que había llegado Nache antes de incorporarse al claustro del conservatorio coruñés. Quizás incentivado por ella que pasó desapercibida en la vida musical coruñesa y gallega con una postura de perfil bajo», pero también aclara que «otras cantantes gallegas han sido más recordadas por su época: que existan grabaciones ayuda a valorar la calidad vocal; no es lo mismo leer descripciones que escucharlo de primera mano».

 «Cantar canciones gallegas no es obligación, ¡se me tiene que exigir!»

De Nache apenas contamos con el registro pirata de la Medea del 53 y fragmentos de Turandot de

Puccini. Ma Carmen Lorenzo confía en que esto cambie porque «hay una nueva generación de músicos e investigadores que nos hemos propuesto poner en valor la calidad de nuestra historia musical. En los últimos años surgen trabajos académicos que ponen en valor diversas figuras e instituciones como el Consello da Cultura Galega o la Real Academia de Bellas Artes de Nuestra Señora del Rosario que promueven actividades para acercar nuestra historia al público».

No duda en señalar la importancia de Nache como maestra en el conservatorio coruñés recordando que «muchas generaciones de cantantes gallegos pasaron por su aula, como Antón de Santiago. Ella misma tenía miedo a que su carácter no fuese el más adecuado para tener paciencia con los noveles pero siempre tuvo una dedicación absoluta a la formación de sus pupilos y consiguió transmitirles su técnica e insuflarles confianza y el "saber estar" en el escenario mejor que nadie por su gran conocimiento de los escenarios».

Su retiro escénico le permitió tanto dedicarse a la enseñanza como cultivar el campo del recital, prestando atención al repertorio gallego. Como recuerda la profesora Lorenzo, a Nache «las canciones gallegas siempre le gustaron, tanto las clásicas de Marcial de Adalid o Gregorio Baudot como las contemporáneas de Rogelio Groba del que estrenó muchas. Hay una frase suya magnífica: «Cantar canciones gallegas no es mi obligación, ¡es que se me tiene que exigir!».