La Universidad de Salamanca concede el honoris causa póstumo a Unamuno para desagraviarlo

La Voz REDACCIÓN

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El rector de la USAL, Ricardo Rivero, el presidente del Consejo Social de la Universidad de Salamanca, Ignacio Sánchez Galán, el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, y el nieto de Miguel de Unamuno, Pablo de Unamuno.
El rector de la USAL, Ricardo Rivero, el presidente del Consejo Social de la Universidad de Salamanca, Ignacio Sánchez Galán, el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, y el nieto de Miguel de Unamuno, Pablo de Unamuno. Manuel Laya | EUROPAPRESS

Se trata de un «acto de reparación por el destierro injusto» que sufrió el 20 de febrero de 1924 debido a sus críticas contra la dictadura de Primo de Rivera.

07 mar 2024 . Actualizado a las 08:13 h.

La Universidad de Salamanca ha entregado el honoris causa póstumo al célebre intelectual Miguel de Unamuno, quien fuera su rector tres veces, en desagravio al destierro en Fuerteventura que le impuso Primo de Rivera y del que en febrero se cumplieron cien años.

Taly como informa EFE El honoris lo han recibido en su nombre tres de sus nietos, que han impulsado y agradecido este reconocimiento como un «acto de reparación por el destierro injusto» que sufrió el 20 de febrero de 1924 debido a sus críticas contra la dictadura de Primo de Rivera.

«Este honoris es suyo desde hace un siglo, cuando estaba enfrentándose al poder represivo», ha dicho, visiblemente emocionado, Miguel de Unamuno Adarraga, uno de los dos únicos nietos que llegaron a conocerlo y que aún viven.

Su hermana, Salomé de Unamuno Adarraga, ha expresado lo importante que es este reconocimiento para la familia del exrector, quien alcanzó a conocer a seis nietos de los trece que tuvo. El más joven de todos, Pablo de Unamuno, ha ejercido de padrino del acto y ha pronunciado por tanto la laudatio (el discurso sobre los méritos), una defensa de la libertad de pensamiento de su abuelo, de su compromiso cívico y social, así como de su extensa y completa actividad intelectual.

«No le gustaba que le pusieran etiquetas. Como representante destacado de la generación del 98, era un librepensador, con independencia de los partidos políticos, algo que no lo distanció de la preocupación por el bien colectivo», ha destacado.

La Universidad de Salamanca fue el único destino de la vida académica de Unamuno, quien priorizó su actividad docente sobre todas las otras y fue rector durante un total de 16 años en tres periodos entre 1900 y 1936, destituido tres veces por los gobernantes del momento.

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«Cuando él llega aquí se encuentra una institución dormida, estancada, perezosa. Llega a comentar en una carta: 'a esta universidad se le va todo en comisiones, misas, mascaradas y ceremonias'», ha relatado su nieto, para recordar también que se le señaló «por vasco y por socialista» cuando se enfrentaba «con su estilo liberal a la derecha antiliberal».

«Unamuno salvó a la Universidad de Salamanca»

En su discurso, el actual rector, Ricardo Rivero, ha afirmado solemnemente que «Unamuno salvó a la Universidad de Salamanca»: «Hemos de recordar la situación que encontró, con una ley que había perjudicado al estudio y había concentrado el doctorado en Madrid».

«Hoy reconocemos en esta universidad al más coherente de sus profesores, a su más completo rector, al intelectual de más audacia de su tiempo, rasgos personales que le costarían el destierro y otros muchos pesares, pero que también le hicieron un héroe con mayúsculas y por eso le seguimos recordando», ha dicho.

Rivero ha hablado de Unamuno como «rector perpetuo» de la Universidad de Salamanca, donde da nombre al campus, la casa rectoral es su casa-museo y hasta el polideportivo se llama como él, algo que «le hubiera gustado» al escritor por su afición a la actividad física.

«Quizás podría haberse aprobado antes (este honoris), pero ha habido unanimidad y hemos expresado nuestro respeto y admiración a don Miguel hasta el día de hoy», ha subrayado, en referencia a este reconocimiento, el máximo honor que puede entregar la universidad, una idea que propusieron a los nietos de Unamuno dos de sus estudiosos: los hispanistas franceses Colette y Jean-Claude Rabaté.