La historia del «ecce homo» se repite en Soria

M.L. MADRID / COLPISA

CULTURA

Wifredo García Álvaro | EFE

El Ayuntamiento estudia los detalles de la restauración en la ermita de Nuestra Señora del Mirón que recuerda al caso de Borja que dio la vuelta al mundo en el 2012

03 ago 2024 . Actualizado a las 16:46 h.

La historia se repite. Unos querubines son esta vez las víctimas peor paradas de la patética ¿restauración? que ha sufrido la soriana ermita de Nuestra Señora del Mirón. El caso parece la versión 2.0 de lo ocurrido con el ecce homo de la iglesia de la localidad zaragozana de Borja en 2012, un destrozo patrimonial que dio la vuelta al mundo. La ermita del Mirón, históricamente blanca, ahora es rojiblanca en su interior. El aspecto de sus querubines recuerda a la tosca imagen del cristo de Borja tras la intervención de Cecilia Jiménez. La asociación Soria Patrimonio ha mostrado en la red X imágenes de los efectos de la intervención denunciado que «no se puede llamar restauración».

El Obispado de Osma-Soria promovió la intervención que ha dado al traste con los acabados originales de los angelotes, unos querubines que han sufrido lo peor de la tosca actuación. La autoridad eclesiástica soriana ha cerrado la iglesia hasta que se resuelva el entuerto en busca de una solución para lo que se denuncia ya como un nuevo «atentado» contra el patrimonio.

La penosa intervención se ha realizado en las últimas semanas en uno de los lugares de culto más valorados la ciudad del Duero, una capilla de origen barroco erigida en 1725. Sus angelotes han cambiado por completo su aspecto tomando un aire kitsch ante el que claman muchos especialistas en conjuntos históricos y restauradores que coinciden en denunciar un nuevo «atentado» contra el patrimonio.

Desde el Ayuntamiento de Soria que gobierna el PSOE se asegura que el Obispado presentó una declaración responsable para iniciar la intervención, contratada por la autoridad eclesiástica. Los técnicos municipales aseguran que «están elaborando un informe tras realizar una visita», cuyas conclusiones aún no se conocen. Su resultado podría ordenar al Obispado «restaura la legalidad» de la ermita y asumir los gastos que genere una nueva intervención.

La Asociación de Conservadores-Restauradores de España (ACRE) ha criticado con dureza la actuación en la ermita, tildándola también de «atentado». «Defendemos las intervenciones realizadas por profesionales cualificados, los únicos que deberían intervenir nuestro patrimonio cultural», dicen en un comunicado. Reclaman «explicaciones» a la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Castilla y León, que tira balones fuera: «Al no ser Bien de Interés Cultural, la Junta no tiene ninguna competencia», recuerdan.

Desde ACRE se recuerda también que los bienes protegidos «necesitan una autorización de la Administración para ser intervenidos». Y que «el proyecto debe ser redactado y ejecutado por profesionales cualificados bajo una dirección técnica». También que los equipos de trabajo y las direcciones técnicas deben tener «equipos multidisciplinares para evitar estos atentados» y «una inspección que valore semanalmente los avances de los trabajos y que no permita alteraciones irrespetuosas e invasivas» para impedir desaguisado como este.

La Diócesis de Osma-Soria reconoce en un comunicado que la iglesia «promovió en la ermita del Mirón una actuación de conservación ordinaria del templo consistente en su pintado interior» y solicitó los permisos pertinentes. El resultado «fue según lo previsto, a excepción del acabado final de los ángeles de las cornisas», dicen sobre los desvirtuados querubines. Aseguran que la intervención se realizó «con todos los permisos en regla» y lamentan que haya descontentos con los acabados, aunque una portavoz afirmó que eso «es cuestión de gustos». Tras el desastre »la parroquia está en conversaciones con el Obispado y los servicios técnicos del Ayuntamiento de Soria «para buscar a la mayor brevedad una solución adecuada» para lo que los expertos califican como una actuación «desastrosa e irrespetuosa» con el valor patrimonial del templo. «No hablamos de una restauración fallida, sino de un atentado contra el patrimonio», insiste Francisco Manuel Espejo, presidente de ACRE.