La talentosa joven consiguió abrirse camino en el mundo del ballet pese a que su infancia estuvo marcada por la tragedia. De pequeña recibió malos tratos, padeció desnutrición y recibió el apodo de «la hija del diablo» por culpa de su enfermedad
14 sep 2024 . Actualizado a las 18:38 h.Michaela Mabinty DePrince, una de las bailarinas más destacadas de los últimos tiempos, murió este viernes a los 29 años de edad. La talentosa joven se hizo camino en el mundo del ballet pese a que su infancia estuvo siempre marcada por la desgracia.
Fue la propia familia de la bailarina la que anunció el fallecimiento en su cuenta de Instagram destacando «su compromiso inquebrantable con el arte, sus esfuerzos humanitarios y su coraje para superar desafíos inimaginables». Hasta ahora se desconoce la causa de la muerte que ha conmocionado al mundo de la cultura. En el post en el que se anuncia el fallecimiento, no son pocos los actores, cantantes y bailarines que muestran su dolor e incredulidad por el inesperado deceso.
Michaela DePrince «fue un faro de esperanza para muchos demostrando que, sin importar los obstáculos, la belleza y la grandeza pueden surgir de los lugares más oscuros». Su hermana, Mía DePrince, compartió en sus redes sociales la profunda tristeza que la embarga por la pérdida de la joven. «Desde el comienzo de nuestra historia en África, durmiendo en una colchoneta compartida en el orfanato, Michaela y yo solíamos inventar nuestras propias obras de teatro musical y representarlas. Creábamos nuestros propios ballets. Cuando nos adoptaron nuestros padres rápidamente se volcaron para cumplir nuestros sueños y así surgió la hermosa y elegante bailarina que muchos conocieron. Ella fue toda una inspiración», relata la joven en un post.
Los padres de Michaela y Mía fallecieron durante la guerra civil de Sierra Leona por lo que las niñas fueron enviadas a un orfanato donde sufrieron desnutrición y malos tratos. A eso se sumaron las críticas por su apariencia puesto que la bailarina nació con vitíligo, lo que provocó que su piel pareciera manchada y por lo que recibió el apodo de «la hija del diablo».
Cuando tenía cuatro años fue adoptada junto a su hermana por una familia estadounidense y desde entonces empezó a estudiar ballet. Darse a conocer no fue fácil. Con ocho años le dijeron que, pese a su talento, Estados Unidos «aún no estaba preparado para una bailarina negra», pero insistió y consiguió labrarse un nombre en varias compañías de baile tras pasar por las aulas de la Rock School for Dance Education, una prestigiosa y selectiva escuela de ballet.
DePrince recibió una beca para estudiar en la Jacqueline Kennedy Onassis School of Ballet del American Ballet Theatre y, tras terminar el instituto, se convirtió en la primera bailarina más joven en la historia del teatro de Harlem.
Tras cumplir los 22 años, Beyoncé quedó impresionada con su historia y la invitó a formar parte de uno de los vídeos del álbum Lemonade. La misma bailarina se sorprendió al escuchar a la cantante definirla como «una criatura de otro planeta».
Pasó gran parte de su carrera defendiendo y promoviendo la inclusión de bailarines negros en el ballet. La familia de DePrince ha pedido que, en lugar de enviar flores, se realicen donaciones a War Child, una organización con la que la propia Michaela estaba volcada y cuyo objetivo es proteger a los niños de la guerra.