Manuel Outumuro recrea en imágenes los recuerdos de su infancia en A Merca

xosé manoel rodríguez OURENSE / LA VOZ

CULTURA

El fotógrafo Manuel Outumuro, inspeccionando los últimos detalles de la muestra «O anxo que nunca fun».
El fotógrafo Manuel Outumuro, inspeccionando los últimos detalles de la muestra «O anxo que nunca fun». Santi M. Amil

«O anxo que nunca fun», su muestra más personal, incluye fotografías y textos que inciden en la influencia de esas vivencias tempranas en su carrera profesional

19 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Los recuerdos vitales de Manuel Outumuro (A Merca, 1949) están vinculados de manera muy destacada a su infancia ourensana. Hijo de emigrantes en Venezuela, hasta los 10 años vivió en el pueblo con sus abuelos y se crio en una casa donde las mujeres de la familia —sobre todo sus tías— eran legión. Los reflejos de la luz que veía en la charca a la que llevaba las vacas a beber, el barro de los caminos, la fotografía omnipresente de unos padres a los que no conocía —se fueron poco después de su nacimiento— y vio cuando regresaron de Caracas para emigrar de nuevo, esta vez a Cataluña con su hijo, el colorido de los danzantes de Vilanova dos Infantes o aquella ocasión en la que tenía todo preparado para ir de ángel a la iglesia —y el cura decidió a última hora que los niños tenían que presentarse «de paisano»— forman parte de su memoria más íntima.

Detalle de dos de las obras de Outumuro: «O espello cansado» e «O retrato da ausencia».
Detalle de dos de las obras de Outumuro: «O espello cansado» e «O retrato da ausencia».

Tomando como base sus vivencias en A Merca el fotógrafo desarrolló el proyecto O anxo que nunca fun ex profeso para Ourense. La muestra estará abierta hasta el 6 de enero en el centro cultural Marcos Valcárcel.

El cartel recrea al frustrado ángel en el que Outumuro tenía puestas todas sus ilusiones. Ocurrió por la fiesta del Espíritu Santo: sus tías mataron una gallina, cosieron las plumas a una caja de cartón y las pintaron de blanco. «Ahí me hice ateo. Aquello me marcó profundamente. Años más tarde me enteré que el cura había decidido que solo fueran vestidas las niñas, que tenían el traje de la primera comunión, y los niños no, porque había varios que no podían tener el vestuario y quedarían discriminados», recuerda.

El fotógrafo fue rescatando sus recuerdos infantiles y realizando las imágenes que los recrean. Es su propuesta más personal, aquella en la que él es el protagonista por partida doble. Y reconoce que se ha sentido muy satisfecho y a gusto con la experiencia: «Es mi exposición número veinte, en la que me implico personalmente y nacida a partir de mis recuerdos». Las imágenes van acompañadas de unos textos, las Lembranzas del artista, que han recibido el reconocimiento unánime por su calidad. «Me gusta escribir, lo hago con bastante frecuencia. Una señora que pasó por la exposición me dijo: “No sé qué me gusta más, si lo que veo o lo que leo”. Fue una satisfacción por partida doble», reconoce.

O anxo que nunca fun, un proyecto creado para el Ourense Film Festival (OUFF) y la Diputación ourensana, fue comisariado por Silvia Omedes e Inma Cortés, de la Fundación Photographic Social Vision, la entidad que gestiona su archivo.

Homenaje a la mujer en A Merca

«Ambas se metieron a fondo en mi trabajo para tratar de buscar imágenes que estuviesen relacionadas con lo que había escrito. Y fue sorprendente para mí comprobar cómo esos recuerdos de mi infancia habían dejado tanta y tanta huella en todo lo que fui realizando a lo largo de mis años de carrera profesional», admite.

Outumuro inaugurará el sábado en A Merca otra exposición, la titulada Mulleres doutros mundos. «Traigo a la ciudad el mundo rural y llevo al pueblo el glamur hollywoodiense: son imágenes con conocidas actrices como protagonistas. Las mujeres forman parte del 80 % de mi archivo profesional y está exposición se la dedico a las de A Merca».