Muere el escritor David Lodge, heredero y guardián de las esencias del más viejo y fino humor británico

H. J. P. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

David Lodge, retratado en 1997.
David Lodge, retratado en 1997. Cordon Press

El autor de la trilogía «Campus», gran novelista, fallece a los 89 años

04 ene 2025 . Actualizado a las 10:34 h.

«Fue un gran escritor cómico y un hombre sabio y generoso. En lo personal, siempre recordaré, y le estaré agradecido, el aliento que me dio a lo largo de los años». Así despedía en la red social Bluesky Jonathan Coe a David Lodge tras conocerse que había fallecido el pasado miércoles a través de una sentida nota difundida este viernes por su agente literario, Jonny Geller. Sabedor de que es miembro de la acendrada estirpe del más viejo y fino humor inglés de la que Lodge era heredero espiritual y guardián de las esencias —Saki, Evelyn Waugh, P.G. Wodehouse, Tom Sharpe, entre los maestros—, Coe escribió después para el diario The Guardian un largo artículo de despedida, un elogio que titulaba sintomáticamente: «Es en gran parte gracias a él que la novela cómica británica sigue gozando de buena salud» [y cita como ejemplos las obras de Nina Stibbe, Nicola Barker y Nussaibah Younis].

Dos veces finalista del premio Booker, falleció a los 89 años, como confirmó el grupo Penguin Random House, en cuyo sello Vintage Books publicó su obra desde 1975 (en España, la mayor parte de sus títulos están en el catálogo de Anagrama). «Nos entristece profundamente anunciar el fallecimiento de David Lodge. Murió en paz acompañado de su familia más cercana», informó la editorial para lamentar «la enorme pérdida» para las letras británicas.

Su carrera, recuerdan, fue un éxito internacional y desplegó una gran influencia, tanto en el campo de la ficción como en el de la no ficción. Sus críticas, obras de teatro, biografías, memorias y guiones de televisión se sitúan a la altura de novelas tan celebradas como La caída del Museo Británico (1965), Terapia (1995), Trapos sucios (1999) y La vida en sordina (2007), pero, sobre todo, logró gran popularidad con su trilogía Campus, integrada por Intercambios (1975), El mundo es un pañuelo (1984) y ¡Buen trabajo! (1988).

La solemnidad, lo presuntuoso y el caos y absurdo en la vida universitaria fueron un espacio en el que se movió muy bien, como hicieron Sharpe y el propio Coe. Y es que Lodge, respetado académico, enseñó en el departamento de inglés de la Universidad de Birmingham entre 1960 y 1987, y en 1976 fue nombrado catedrático de literatura inglesa. Continuó su relación con la universidad como catedrático emérito cuando se jubiló para dedicarse a la escritura.

Además, subraya Penguin, su obra crítica, caso de El arte de la ficción, La conciencia y la novela y La práctica de la escritura, demuestra su compromiso con el arte de la literatura (es más, dedicó una novela, ¡El autor, el autor!, al proyecto teatral de Henry James). «En el fondo —señala Coe—, Lodge era una persona muy seria, para sorpresa de quienes esperan que los escritores de comedia aparezcan con una nariz roja y una pajarita giratoria».

Uno de sus últimos y mayores empeños fue el autobiográfico: Quite A Good Time to be Born (2015), Writer’s Luck (2018) y Varying Degrees of Success (2020), tres tomos que todavía no han sido traídos al castellano.