Notable Oso de Oro para el literario despertar sexual en el filme noruego «Dreams»
CULTURA

El palmarés de la Berlinale reconoce a Rose Byrne como mejor actriz, a Radu Jude, por el guion, y apoya el cine argentino con el Premio del Jurado a «El mensaje», de Iván Fund
22 feb 2025 . Actualizado a las 22:33 h.Esta 75.ª edición de la Berlinale, nacida entre las narradas dificultades de la atmósfera política y el tiempo meteorológico extremo, logró en su desenlace salvar algo más que los muebles con un palmarés muy apreciable que recoge casi todo el cine esencial de las 19 películas en competición. Un concurso que, pese a los agoreros, no ha echado de menos al Ausente: su anterior director artístico estelar Carlo Chatrian. Ese palmarés destaca por encima de todas, con el Oso de Oro, a la noruega Dreams, tercera parte de una trilogía en torno a la pasión y el sexo dirigida por Dag Johan Haugerud. Es muy discutible esa preeminencia del filme noruego frente a obras superiores en ambición como La Tour de glace, If I Had Legs I’d Kick You o, especialmente, Blue Moon, pieza suprema de Richard Linklater. Pero todas ellas han entrado de una u otra forma en la lista de premiadas. Y ello hace valorar como noble el trabajo del jurado presidido por el gran Todd Haynes.
La ganadora del Oso de Oro, Dreams, es un muy inteligente coming-of-age, a partir del enamoramiento empecinado de una adolescente de una de sus profesoras. El guion, muy brillante, parte de contar esa relación desigual desde el punto de vista de lo que la joven ha escrito en una novela. Y ello permite a Dag Johan Haugerud articular un efectivo y ambiguo juego de seducciones donde la que parece womanizer adulta puede serlo o, al revés, encontrarse atrapada en el ensueño o cristalización romántica y sexual de la otra. En cualquier caso, ese tono literario permite ampliar las perspectivas, introducir a la madre y a la abuela escritora de la adolescente enamorada como contrapartes. Y ofrece así Dreams un muy sensible equilibrio de magnetismos eróticos, un despertar al deseo medido y ambiguo en sus miradas como juego de espejos.
El Gran Premio del Jurado para la brasileña O último azul es una de las dos pifias del palmarés, en este caso enorme porque la película de Gabriel Mascaro tiene como protagonista a una anciana que escapa de un estado del bienestar que aquí aparece no ya como papá Estado sino como un opresor Gran Hermano que obliga a todos los mayores de setenta años a vivir en una residencia. Semeja todo esto un punto de partida inaceptable o indecente. Y su deriva hacia un realismo mágico de bisutería, con esa sororidad de dos señoras muy mayores que surcan el río y buscan el derecho a la libertad, carajo, da mucho miedo. Anarco-liberalismo para abuelas y voceado desde Brasil.
El Premio del Jurado para la cinta argentina El mensaje, de Iván Fund, es todo lo contrario. Artísticamente, cuenta con suma delicadeza la gira por la Argentina profunda de una niña santa, capaz de entenderse con los animales y averiguar sus dolencias. Es cine cuya magia nace de la contención y la honestidad. Y hay que leer también este premio como un apoyo a una cinematografía siempre tan fecunda que sufre ahora las embestidas de sus histriónicos gobernantes.
El premio a mejor dirección para el chino Huo Meng por Living The Land es la otra bola negra del palmarés porque resalta una obra correcta pero viejísima, como de antes de la famosa Quinta Generación del cine chino. Su razón de ser es clara: en el jurado estaba la diva del cine chino Fan Bing-bing. Que aunque no sea capaz ni de leer correctamente la concesión de un reconocimiento tiene detrás a la poderosísima industria fílmica del gigante asiático.
Hong Sang-soo se va de vacío, mucho más que una noticia bomba
Cuando se hable de esta 75.ª Berlinale se hablará de la del Oso de Plata de Rose Byrne, la fastuosa actriz australiana mecida por la depresión de la Norteamérica en estado de shock de If I Had Legs I’d Kick You. Y también la del legado de Blue Moon, ceremonia crepuscular que dibujan Richard Linklater y Ethan Hawke, aunque el premio sea para su actor secundario Andrew Scott. Pero no se engañen. La Berlinale 2025 quedará para los anales por ser el primer festival en un decenio que planta al coreano Hong Sang-soo al raso, sin distinción alguna. También por dejar ir de vacío al realizador mexicano Michel Franco, verdadero depredador de festivales, que se las prometía muy feliz con la pornografía ética de remezclar el deseo fálico de una Jessica Chastain millonaria y wasp con las relaciones de dominio y sodomización (artística y sexual) frente a un joven bailarín mexicano. Es comprensible la felicidad de la directora española Eva Libertad: su drama Sorda ha ganado el premio del público de la sección Panorama. No vendamos la moto. Esto es la caricia que suelen dar los espectadores alemanes a la película que más ternura les despierta. Sorda tiene su pilar fundamental en su valor como acto inclusivo. Y si además de ello gusta al personal, pues un win-win.
PALMARÉS DE LA 75. ª BERLINALE
Oso de Oro a la mejor película
«Dreams», de Dag Johan Haugerud
Gran Premio del Jurado
«O último azul», de Gabriel Mascaro
Premio del Jurado
«El mensaje», de Iván Fund
Oso de Plata a la dirección
Huo Meng por «Living the Land»
Oso de Plata a la interpretación
Rose Byrne («If I Had Legs I’d Kick You»)
Oso de Plata al intérprete de reparto
Andrew Scott («Blue Moon»)
Oso de Plata al guion
Radu Jude por «Kontinental ‘25»
Oso de Plata a la contribución artística
Lucile Hadzihalilovic («La Tour de glace»)
Premio CICAE de cine artístico
«Sorda», de Eva Libertad
Premio del público en «Panorama»
«Sorda», de Eva Libertad