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Luces y sombras en la Compostela del peregrino millonario Archer Huntington

Héctor J. Porto REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

Huntington -apoyado en el carromato-, en el camino en la ruta del Cid de Burgos a Valencia, que realizó en 1892.
Huntington -apoyado en el carromato-, en el camino en la ruta del Cid de Burgos a Valencia, que realizó en 1892. Hispanic Society of America

El sello Gadir publica el inédito «Cuaderno de viaje por el norte de España», en el que el célebre hispanista dedica sabrosas páginas a Galicia

24 mar 2025 . Actualizado a las 12:59 h.

Archer Milton Huntington (Nueva York, 1870-Bethel, Connecticut, 1955) tenía 22 años cuando desembarcó en A Coruña tras cruzar el Atlántico en una navegación que había partido quince días antes de La Habana. El joven debía su fortuna millonaria al empresario estadounidense Collis Potter Huntington —fundador de la compañía ferroviaria Central Pacific Railroad y de los astilleros Newport News Shipbuilding and Drydock Company—, segundo esposo de su madre.

Su destino de heredero empresarial cambió radicalmente de un modo azaroso cuando, con 12 años, compró en una librería londinense un viejo volumen descatalogado, The Zincali. An Account of the Gypsies in Spain. Aquel viaje con sus progenitores a Europa desató una pasión que lo plantó ante su padrastro, al que dejó claro que no le interesaban ni los trenes ni los barcos.

Ahora iniciaba su primera visita a España, acompañado por otro neoyorquino, William Ireland Knapp, de 57 años, profesor de lenguas en la Universidad de Yale. Y lo hacía decidido a no dejarse llevar por los excesos románticos, pero su obsesivo amor a veces le juega malas pasadas, como también le ocurre con los prejuicios o la información no siempre lo suficientemente rigurosa. Otras veces, las citas, como ejercicio de demostración de conocimiento, pesarán demasiado —véase la de la leyenda recogida por Murguía que ocupa página y media—.

Uno de los dibujos que ilustran el paso de Huntington por Galicia y que titula: «Un tiro de bueyes gallego».
Uno de los dibujos que ilustran el paso de Huntington por Galicia y que titula: «Un tiro de bueyes gallego». Hispanic Society of America

Comienza muy alto Huntington cuando sitúa en la esquina noroeste de España al «pequeño y melancólico país de los gallegos, un país de lluvia y de niebla, de paisajes exquisitos, donde los hoteles tienen una fama espantosa, el hombre se encuentra en los primeros estadios de desarrollo y la devoción es el pasatiempo principal». Cierto es que no estaba la cosa como para hacer bandera del progreso, la ciencia y las libertades, pero un buen cuento gótico podría aplaudir aquella descripción. No tanto cuando prosigue —y ahí quizá muestra más observación o esfuerzo demoscópico— afirmando que Galicia «es lo menos española que se puede ser en lo que respecta a la lengua, las costumbres y los modales». Posee un tercio de los puertos de España, aunque de nula o escasa importancia comercial, subraya, «la más robusta y la más pobre de las razas, los restos de uno de los apóstoles y el peor de los gobiernos».

Precisamente, y aunque A Coruña es eje de operaciones, su mayor foco de interés es Compostela, su catedral y el polo de atracción devota que supone —aunque él cifra su esplendor romero y cultural en el pasado— el sepulcro de Santiago el Mayor.

La urbe lo decepciona profundamente, la juzga en un penoso declive. «Las placitas se desperdigaban como cuerpos de criaturas deformes, extrañas y ciegas que hubieran estirado sus brazos convulsos en todas direcciones. Bajo los chatos arcos hace fresco incluso al mediodía y allí hay una tranquilidad maravillosa, la tranquilidad de una ciudad moribunda. [...] ¡Qué ciudad tan desolada! [...] ¿Acaso estas míseras construcciones son todo lo que tiene para presumir la metrópolis espiritual de España?».

Uno de los dibujos que ilustran el paso de Huntington por Galicia -acompañando su prolijo relato sobre Santiago, la catedral y el Apóstol- y que titula: «El lugar en el que se encontraron las reliquias».
Uno de los dibujos que ilustran el paso de Huntington por Galicia -acompañando su prolijo relato sobre Santiago, la catedral y el Apóstol- y que titula: «El lugar en el que se encontraron las reliquias». Hispanic Society of America

Este horror, admite, se olvida cuando uno levanta la vista ante la gran fachada de la catedral, en la plaza del Obradoiro, «esta soberbia mole de piedra es la expresión de una influencia que antaño se hacía sentir por toda Europa», ensalza no sin nostalgia. Y ahí se lanza Huntington en una indagación sobre los mitos, creencias y verdades en torno a la tumba de Santiago.

Luces y sombras en Compostela que el sello Gadir permite por fin disfrutar en castellano en el Cuaderno de viaje por el norte de España, en que el célebre hispanista dedica sabrosas páginas a Galicia.

Un pueblo «céltico hasta las trancas»

Fundador de la Hispanic Society of America de Nueva York, desde la que envió a Ruth Matilda Anderson para hacer su hoy célebre trabajo fotográfico, Archer Huntington (al que A Coruña celebra desde 1958 con una calle en el barrio de Labañou) considera al pueblo gallego «céltico hasta las trancas», y recuerda que su lengua era «la madre del portugués». Atribuía a sus habitantes, en semejanza con otros países pobres, un vínculo férreo a sus hogares. «Ningún otro pueblo de Europa —argüía— se exilia con tanta tristeza». La palabra morriña, ahondaba, evoca instintivamente «imágenes de morbidez y suicidio», algo que ya saben, decía, los lectores de Emilia Pardo Bazán.