María Dueñas rescata en su nueva novela la memoria de los españoles en Argelia

CULTURA

«Por si un día volvemos» recrea la sociedad de Orán hasta la independencia
28 mar 2025 . Actualizado a las 09:12 h.Eliane Ortega hace un gesto con la mano y entre esos dedos queda apresado un Orán que casi se puede divisar al final de un espejo, el que esta tarde dibuja el Mediterráneo apenas a unos metros de donde ella se sienta. Con cada giro de página, a Eliane le han regresado a los sentidos los perfumes que flotaban en el aire, el bullicio de las calles, la sensación del viento y el color del mar. Eliane ha podido volver a su infancia en la Argelia colonial por la que camina cogida de la mano de Cecilia, una joven que huye de sí misma embarcando en Cartagena con un pasaje robado en 1927. Ni siquiera su nombre es suyo.
Así, con un delito involuntario y una huida improvisada, arranca Por si un día volvemos, una ficción que rezuma historia por cada rendija y en cuyo armazón se entrelaza la documentación exhaustiva con la memoria viva. La historia de una de tantas Cecilias —que cogieron el camino del mar cuando era más sencillo llegar a Orán que a Madrid desde Alicante— le sirve a María Dueñas para condensar 35 años de una historia desconocida para muchos pero que ha modelado el paisaje y la sociedad levantina. Aquí el término pied noir [pies negros] no tiene matiz despectivo. Ser pied noir es un orgullo.
Quien emigra huye de situaciones adversas, buscando una vida mejor. «Esa es una frase corta y aparentemente simplista, pero es la realidad», afirma la autora. Lo que cambian son las circunstancias y las rutas migratorias. ¿Ha olvidado España que es un país emigrante? «Es complejo, para los que llegan y los que acogen, pero es un fenómeno que está ahí desde que el mundo es mundo». Y sin embargo «no es tanta la literatura que hay escrita sobre emigración», aunque hay textos interesantes. Uno de los favoritos de María Dueñas es Virtudes (e misterios), la historia de emigración de la abuela del periodista y premio nacional Xesús Fraga.
A la costa de Alicante, apenas a unos metros de la Casa Mediterráneo que ha acogido la presentación de libro de Dueñas, llegaron miles de españoles en 1962 huyendo de la violencia y la guerra, encaramados en barcos enviados por la dictadura franquista, una maleta por persona. Dejando atrás toda una vida.
«De repente nos tuvimos que ir todos, alrededor de 1,1 millones de europeos huimos en un mes». José Torroja bien pudo compartir travesía con Cecilia en aquellos buques que el franquismo envió para ayudar a huir a los españoles y que arribaron a Alicante, donde creció María Gilabert, que en la memoria aún tiene la receta de cuscús que su abuela preparaba solo una vez al año, porque tardaba dos días.
«Siempre pensamos que el ejército francés llegaría a apagar esta revuelta». Pero nunca llegó y al otro lado del Mediterráneo se quedó el negocio de la familia Torroja, y se quedaron también las tabacaleras en las que Cecilia, trabajando a destajo, se ganaba el jornal. Y la destilería con la que la familia de Carlos Galiana surtía de anís a toda la población. Han sobrevivido los listines de empleados desde los años 50 hasta la independencia donde se mezclan nombres españoles, franceses, franco-españoles, hispano-franceses y musulmanes, «un reflejo de la sociedad que era».

Por si un día volvemos tiene esa capacidad, la de recrear los últimos años de la Argelia colonial que estudia Juan Ramón Roca, donde convivían franceses de la metrópoli, franceses de origen español, españoles y musulmanes, una convivencia cultural que cristalizó en el oránico. Donde había mujeres españolas que se empleaban en las casas para poder pagarse la dote y otras dejaban a sus bebés para ser amas de cría. Donde liaban cigarrillos a destajo y fabricaban y vendían jabón de forma clandestina. Por si un día volvemos va, a través de los ojos de Cecilia —«me da un plus de cercanía y complicidad para conferirle voz desde las entrañas» a una mujer crecida en la adversidad—, desde los estratos más miserables a los más altos. Y recuperar la memoria de Orán. «Si con mis novelas contribuyo a recuperar capítulos desconocidos, me alegro de hacer esa labor», zanja María Dueñas.
«Es complejo para los que llegan y los que acogen, pero la emigración está ahí desde siempre»
«Me alegro si con mis novelas contribuyo a recuperar capítulos desconocidos»