Mary Oliver, una conexión íntima, armónica y absoluta con la naturaleza hecha gran poesía
CULTURA

Lumen publica un volumen con su «Poesía reunida»
29 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Mary Oliver (Maple Heights, Ohio, 1935-Hobe Sound, Florida, 2019) es una poeta todavía por descubrir en España. De ella se han ido publicando en castellano textos de carácter ensayístico y algún poemario aislado. Pero ahora el lector cuenta ya, de la mano del sello Lumen, con un volumen que compila su Poesía reunida, un libro que se acerca a las ochocientas páginas y que ofrece un cabal retrato de su importancia como poeta, indiscutida hace tiempo en su país, Estados Unidos, aunque en este momento su tierra no ofrezca el mejor escenario social y político —con Trump y el trumpismo haciendo sonar sus ensordecedoras fanfarrias— para apreciar su sensibilidad para con la naturaleza, para con los animales y las plantas. «Prefiero escribir poemas antes que prosa —afirmaba en un prefacio que escribió para su libro Vita longa—, siempre, bajo cualquier circunstancia. Sin embargo, cada cual posee su fuerza. La prosa fluye hacia delante, brava y a menudo serena, exponiendo las emociones sin prisa. [...] Los poemas son menos prudentes, y la voz de la composición no deja de resultar algo solitaria. Y es una voz de carne y hueso, que se desliza y patina y brinca por las riberas y se abalanza sobre cualquier río que encuentre, aterrizando con cuchillas afiladas sobre el fragmento de hielo más minúsculo».
En su poesía lo que reina es la naturaleza, con su tempo alejado de todo orden humano, su ritmo y sus lógicas ajenos a cualquier prioridad de negocio. Pero no es que Mary Oliver se empeñe en una descripción de hermosos parajes, o imponga una visión desde el yo, desde cualquier bagaje personal, desde un abuso de la subjetividad. Lo que narra, lo que ensalza, desde esa conexión íntima, armónica y absoluta con el universo de la tierra, de los animales y las plantas, aparece expuesto desde la total humildad, fundiéndose ella misma con el paisaje, en comunión, desnudándose de todo ego.
Como apunta el traductor Andreu Jaume en un breve prólogo, «es la suya una poesía de la atención en un sentido radical. La atención, escribió ella misma en sus ensayos, es ‘‘el principio de la devoción’’». Aunque ella creció en una familia disfuncional y de niña sufrió abusos sexuales, su poesía está en las antípodas de la ira, es un generoso y sanador ejercicio de bondad, sabiduría y belleza.