España logró un triunfo vital ante Eslovenia (2-1) pese a su mal juego España se colocó en la senda para alcanzar los cuartos de final de la Eurocopa. El triunfo de la selección se fraguó con muchos más problemas de los previstos y el equipo tuvo que sufrir para tumbar a Eslovenia, un cuadro de menor empaque, pero que llega físicamente a un nivel superior al de los de Camacho, lo que le permite tratar de tú a tú a cualquier rival en el torneo.
19 jun 2000 . Actualizado a las 07:00 h.El seleccionador dio un golpe de mano al once inicial que compuso ante Noruega. A los tres cambios ya conocidos _Abelardo, Mendieta y Alfonso_, el técnico introdujo la variante de Cañizares en la portería. Molina, finalmente, pagó su error y vio el partido desde el banquillo. España comenzó revolucionada y Raúl hizo el primer gol cuando se llevaban apenas cuatro minutos. Pero el partido comenzó a sestear cuando alcanzó el cuarto de hora. Eslovenia salió con excesivos complejos. España mandaba en el juego y Zahovic, el héroe visitante, no entraba en acción. Hierro no le dejaba tocar bola. Y es que Eslovenia tiene depositada toda su fe en el actual jugador del Olympiakos griego. En la grada, se podía leer Zahovic for president. El empate, el 1-1, lo marcó de carambola, pero fue gol al fin y al cabo tras un termendo error defensivo del conjunto español. Por su parte, el experimento de Mendieta salió perfecto. Y eso que no se encuentra del todo a gusto en el lado izquierdo. El valencianista es un futbolista con jerarquía, al que se hacía necesario buscarle acomodo en el equipo titular. El centrocampista pedía a gritos un puesto. El vizcaíno encontró su rumbo cuando se echó en ataque más al centro e intentó jugar de forma vertical. Esto sucedió, fundamentalmente, en la segunda parte, cuando el fuelle de los demás bajaba y su superioridad física resaltó por encima de todos. El calor hizo bajar el ritmo antes del descanso. Eslovenia tiró de su orgullo con Novak como argumento más sólido en el lado derecho, donde Aranzabal tuvo algún que otro desajuste defensivo. Los balones del esloveno no encontraron nunca el premio buscado. Rudonja era el encargado de rematarlos, pero Santiago Cañizares estuvo siempre muy centrado. A los 44 minutos, cuando España más se diluía sobre el campo, llegó una bonita pared que crearon Alfonso y Raúl, pero el delantero madridista, que fue de más a menos, mandó fuera por muy poco. (Continúa en la página siguiente).