El fondista español Johann Muehlegg consiguió su tercera medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Salt Lake City al vencer en los 50 kilómetros estilo clásico.
23 feb 2002 . Actualizado a las 06:00 h.Juanito, que se proclamó campeón en las modalidades de 30 kilómetros estilo libre y 20 kilómetros persecución, se coronó con este título como rey del fondo al vencer en la disciplina más dura en un estilo que además no es su preferido, lo que le convierte en el primer español en conseguir tres medallas en unos mismos Juegos Olímpicos. El ruso Mikhail Ivanov, que lideró la prueba prácticamente toda la carrera, tuvo que conformarse con la plata, pues tuvo que bajar el ritmo en la última vuelta, aunque ha conseguido el mejor resultado de su carrera al entrar en meta a 14 segundos y 9 décimas del español nacido en Baviera. El estonio Andrus Veerpalu consiguió aumentar el ritmo en los últimos kilómetros del recorrido lo que le permitió concluir la prueba a 38 segundos y 6 décimas de Muehlegg para colgarse la medalla de bronce. Johann Muehlegg superó con tres medallas de oro los éxitos olímpicos de Theresa Zabell y Luis Doreste, y el de Paco Fernández Ochoa en los Juegos de Invierno de hace 30 años. Este esquiador hispano-alemán de 31 años, un fenómeno sobrenatural obsesionado con el trabajo, es ya el primer deportista español de la historia con tres medallas de oro en unos Juegos Olímpicos. En el esquí de fondo Juanito gana con la misma autoridad que Induráin en el ciclismo. A pesar de ser el mejor del mundo en su especialidad, nunca hasta Salt Lake City había logrado una medalla olímpica, ni había pasado del sexto puesto en un gran campeonato hasta que se nacionalizó español el 17 de noviembre de 1999. Sus continuos problemas con la Federación Alemana y la poca identificación con la política deportiva de su país le llevaron en 1998 a cambiar las salchichas por el jamón. Muehlegg tuvo que sacrificarse la temporada 1998-99, que se la pasó en blanco para ser español. El esquiador de origen alemán se preparó entonces con ahínco y perdió cuatro kilos que le ayudaron a fortalecer su masa muscular. Su nivel deportivo empezó a ser infinitamente superior al resto del equipo español, con el que tiene una relación cordial, pese a las referencias de mala conducta e incluso indisciplina que aseguraban en Alemania. Todo quedó atrás con su cambio de patria y Muehlegg empezó una nueva faceta de campeón con garra latina. Ante las críticas en su país natal, Muehlegg recibió el cariño que buscaba en España, que vio la posibilidad de nacionalizar lo antes posible a un futuro campeón sin ninguna compensación.