Gonzaléz ayuda al Breo a sacar partido de la depresión del Caja

A. H. / R. F. LUGO

DEPORTES

Una canasta en el último suspiro puso fin a una velada en homenaje a López

09 mar 2002 . Actualizado a las 06:00 h.

El Caja San Fernando llegó deprimido a la jornada de ayer y salió listo para un largo internamiento psiquiátrico. Los síntomas de ambos conjuntos no podían ser peores -nueve derrotas entre los dos en diez apariciones- y quedaron retratados en un final de partido que rebasó todos los límites de la cordura. La antesala había sido ya premonitoria: el Leche Río se enfundó el choque fundamentalmente con dos piezas (Davis y Biota), el equipo sevillano le sacó el triunfo de la cartuchera y en ese cúmulo de revueltas los andaluces se dejaron el botín en la última. El encuentro parecía ganado y el conjunto sevillano se deleitaba con los solos del músico Granger, pero al final tuvo que tragarse toda la partitura con una derrota inverosímil. El Breo sufrió un parcial de 1-20 y limó una desventaja de nueve puntos en seis minutos, con canasta lateral de González. Los jugadores de García, conscientes de lo descabellado del desenlace, celebraron el éxito como un título mundial. Y puede catalogarse así, porque lo que ocurría sobre la pista había sido encumbrado por los resortes sentimentales que se activaron durante toda la tarde mediante un amplio coro homenajeando cálidamente al presidente, Raúl López. La delirante trayectoria del duelo frustró lo que podría haber sido una victoria curativa para el Breo, atado al diván desde que empezó a perder partidos ante rivales de rango menor. Estaba descosido, sumido en un infierno sicológico, pidiendo socorro. Enfrente el panorama era similar. Así que el duelo fijó la vista en el palco y la grada, y desatendió el juego gris dentro de las cuatro líneas. Curiosamente, el Breogán se ajustó la cinta del baloncesto más ortodoxo en tiempos de crisis, del juego que ya ni se recordaba en el que el base se controla, los aleros buscan bloqueos y hay fluidez hacia los pasillos interiores. Sin vértigo ni contraataques ni nada de eso. Davis se aprovechó de esa lógica con un partido grande, de esos que antes tanto prodigaba. A partir de ahí, la tarde discurrió tranquila, aunque los locales se pararon súbitamente y dejaron desenfundar a Granger durante diez minutos. Una tarde con tanta melancolía no podía escurrirse sin un final feliz y explosivo. Loncar sacó la casta y ayudó a González a poner el sello heroico en un duelo escrito desde la agonía. El Leche Río ya tiene un motivo para pensar que hay remedio a sus sospechosos síntomas de las últimas jornadas. Y una piedra para iniciar el edificio de su recuperación. En otros resultados de la jornada, el Cáceres rompió el sueño del Cantabria Lobos, al vencer en el Vicente Trueba por 73-84. Por su parte, el Tau prosiguió ante el Barcelona su racha triunfal (96-82) gracias al juego interior y el Caprabo Lleida se aferra al sueño del play off tras ganar al Adecco Estudiantes por 86-74. El Breo gana de momento una plaza al vencer a su inmediato perseguidor.