TENIS
05 may 2002 . Actualizado a las 07:00 h.Hace ocho días Gastón Gaudio sorprendió en Barcelona, tras su victoria en el Godó, con esta frase: «Le dedico esta victoria a Marisa, mi madre, que es de A Coruña». Marisa Canosa Insúa es, en efecto, de la provincia coruñesa. Nació en Fisterra hace 57 años y reside en Buenos Aires, en el distrito Lomas de Zamora. Localizada en su domicilio de la capital argentina recordó haberse marchado de Galicia a los siete años. Desde entonces no ha vuelto a Galicia, «aunque espero hacerlo este mismo mes, porque tengo la intención de ir a París y antes a mi tierra». Es más, a la vista de lo que ha hecho Gasty, como llaman a Gastón en familia, las dos últimas semanas, «pienso que mi hijo dará el bombazo y puede ganar Roland Garros». Marisa Insúa tiene en Fisterra algunos familiares: «Primos carnales, a los que quiero abrazar. De la villa tengo recuerdos, como también de nuestra salida, desde el puerto de Vigo, cuando yo solamente tenía 7 años». Se fue para Argentina con su padre y dos hermanos, uno de los cuales ha fallecido. El que vive ejerce como arquitecto. La fisterrana está casada con Norberto Gaudio, descendiente de italianos. Es la persona que se encarga de administrar la carrera deportiva de Gaston. Los Gaudio son padres de tres hijos: Diego, que cursa estudios de producción de cine, Julieta, que trabaja en el banco City Morgan, y Gastón, la nueva estrella de la raqueta. Fue precisamente Marisa, la madre, la culpable de que Gaston se dedicara al tenis. «Lo llevé un día al Club Temperley, porque mi hermano mayor jugaba, y allí empezó todo. La verdad es que desde los primeros tiempos me mostré exigente con el niño. Le dije que si quería dedicarse a esa profesión tenía que trabajar a destajo. Hizo la doble escolaridad, con inglés, pero después dejó los estudios por el tenis y no le ha ido nada mal, porque ahora está empezando a recoger los frutos de su sacrificado trabajo en la pista». La madre de Gastón entiende que su hijo lleva el tenis en la sangre «pero es ahora cuando ha conseguido superar lo que yo llamo la parte emocional del deporte». Así que no le extraña la progresión del muchacho, que ahora va de la mano del técnico Claudio Galzagorri, a quien apodan el Vasco por su apellido, y con el que se entrena, cuando está en Buenos Aires, en el Raquet Club de Guillermo Vilas. Según la mamá, «Gastón es muy buen hijo y esa es su principal virtud», en tanto que como defecto apunta el de que «es medio nervioso, aunque últimamente está controlándose mejor». Por supuesto, se llevó una gran sorpresa cuando conoció el éxito en el Godó: «No tuve la suerte de ver sus partidos, porque la televisión de aquí no los dio, pero me gustaría tener los vídeos de sus encuentros contra Hewitt y Albert Costa». No suele hablar telefónicamente con Gastón cuando está de viaje, «pero sí, en cambio, mantenemos un estrecho contacto a través de Internet; yo sigo su carrera al detalle por los periódicos y conservo todos los recortes que hablan de él». Se confiesa fanática del tenis: «Me apasiona». Tiene a gala ser exigente: «Miren que buen resultado le dio también en su día a la mamá de Arancha Sánchez. El tenis reclama una dedicación total y por eso, si tienes un hijo que pretende hacer carrera, tienes que exigirle lo máximo». Cuando Gastón vuelve a casa le encanta la comida que le prepara su madre: «La carne le entusiasma, los asados, pero también el marisco. Su abuela era una gran cocinera, elaboraba mucho las comidas, y yo heredé algo de esa buena mano, así que procuro darle a Gasty lo que le apetece, porque de tanto viajar su estómago puede acusarlo». Revela que a su hijo le gustan especialmente «los relojes» y que no se mete normalmente en gastos, «aunque siente pasión por los autos, actualmente tiene un Audi que le regalamos nosotros». A esta gallega de Fisterra le entusiasma el juego «de Andre Agassi, también el de Guga Kuerten, en pista de polvo de ladrillo, y el de los españoles». De Corretja, por ejemplo, «afirma que es divino como persona y juega de cine, también me agrada el tenis que hace Moyá».