FÚTBOL Siete meses después de pedir a la Mare de Deu dels Desamparats suerte para lograr el título de Liga, el Valencia ha querido que su primer acto de celebración en la ciudad sea el de ofrecer a la patrona de la ciudad la Liga conquistada, una imagen que no se veía desde hace 31 años. Después de un eufórico recibimiento en el aeropuerto de Manises y de atravesar en un autobús descapotable las calles de una ciudad entregada a su equipo, la expedición llegó al centro histórico de Valencia pasadas las dos de la tarde.
06 may 2002 . Actualizado a las 07:00 h.Allí fue nuevamente vitoreado por sus aficionados, que desafiaron la amenaza de gota fría para acompañar a su equipo a rendir tributo a su patrona en La Basílica. La plantilla del Valencia, el cuerpo técnico y el consejo de administración recorrieron a pie los 50 metros que separan al Palau de la Generalitat de Valencia, punto final del trayecto del autobús, de la Basílica, mientras eran aclamados por centenares de seguidores ante el júbilo de los jugadores. A las puertas de la Basílica, los capitanes del equipo, Santiago Cañizares, David Albelda y Fabián Ayala, recogieron un centro de flores destinado a la Virgen. En el templo esperaba el arzobispo de Valencia, Agustín García Gascó, que felicitó a los miembros de la plantilla valencianista. «Justo premio» Tras unas palabras del capellán del Valencia, Elías Llagaría, tomó el relevo el arzobispo, quien calificó este triunfo del Valencia en la Liga como «justo por la sencillez, humildad y tesón con la que ha trabajado» y exhortó a la sociedad valenciana para que tomara ejemplo de como «la unión te ayuda a conseguir los objetivos deseados». Posteriormente, la comitiva se desplazó a pie hacia el Palau de la Generalitat, donde les esperaba el presidente del Gobierno Valenciano, Eduardo Zaplana, quien ofreció una recepción y almuerzo a toda la expedición valencianista.