Cuando la LEB sabe a gloria

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08 may 2002 . Actualizado a las 07:00 h.

TONI SILVA A CORUÑA Poco importa la descripción de un partido cuando lo que significa es mucho más grande. El Sondeos del Norte ganó ayer al Cajasur. Tuvo ventajas holgadas, casi definitivas, pero venció sufriendo, la única forma en que sabe ganar. Su triunfo le consolida un año más, y será el quinto, en la Liga Española de Baloncesto. La experiencia de otras temporadas se ha notado en esta eliminatoria, y la única forma de evitar la monotonía en la División de Plata es la búsqueda de nuevos objetivos. Pero el triunfo de anoche será recordado, además, por sus tintes épicos y el origen de sus protagonistas. Junto a la contribución de Valentine, Riveiro, Mons o Quesada, el peso del encuentro fue cargado por las espaldas de otros cuatro que han mamado el Sondeos desde niños. Lolo dirigió la orquesta como mejor sabe. Manu anotó los puntos que despertaron a su equipo en el último cuarto cuando el Cajasur realizaba un parcial de 1-16. Pablo suplía a un Valentine cargado de faltas jugando a la altura del africano. El de Laracha se lesionaba para preocupación de todos. Pero quedaba otro de la casa, Gus, un center improvisado con el que soñarán McClark y Wylie, los dos yanquis altos del Córdaba y que anoche demostraron que, a veces, el que más cobra es el que primero tira la toalla cuando las cosas pintan mal. A ellos les frenó un hombre que renunció a su nómina cuando cayó lesionado en la recta final de la fase regular. Son lecciones que deben perdurar en la historia de este club, tan grande como modesto. «Cuando un equipo es tan pequeño son muchos los factores que provocan la victoria», manifestó el entrenador Juan Díaz, emocionado. No era para menos.