El Valencia derrotó al Espanyol gracias a un lanzamiento de falta directo ejecutado magistralmente por el brasileño Fabio Aurelio a quince minutos de la conclusión, cuando parecía que se llegaría al final con reparto de puntos entre dos equipos que salieron más a empatar que a ganar. Un partido poco vistoso, marcado por la especulación y el control excesivo del juego, no podía resolverse de otra manera que en una jugada de estrategia. Y Fabio Aurelio fue el encargado de matar al Espanyol al superar claramente la barrera en un disparo ante el que nada pudo hacer el portero Alfred Argensó. En medio de la mediocridad general, fue ciertamente el Valencia el que dispuso de las mejores ocasiones, aunque no demasiadas.