El «meigallo» de una promesa

Juan Villar VIGO

DEPORTES

Una lesión amenaza de nuevo la carrera deportiva de uno de los defensas centrales con más futuro del fútbol español

02 dic 2002 . Actualizado a las 06:00 h.

El Real Madrid seguía de cerca los pasos de Sergio Fernández (Avilés, 1977) e incluso había llegado a sondear al Celta cuando el central, a quien ya apodaban el nuevo Beckenbauer, sufrió una rotura de ligamentos cruzados que le mantuvo apartado de la práctica del fútbol durante una temporada completa. La lesión cortó la trayectoria de un futbolista que estaba destinado a ser el central indiscutible de la selección española. Este infortunio se produjo en agosto del año 2000. Entonces, era un fijo con la sub-21 y había sido titular habitual con el Celta los siete últimos meses. La lesión, en un partido de la Intertoto en Balaídos frente al Zenit, le impidió acudir a la Olimpiada de Sídney. El asturiano asombraba por su despliegue físico, por su extraordinaria visión del juego y, sobre todo, por una, inusual para su puesto, técnica para la creación. Además, dominaba el juego aéreo desde su 1,91. Un diamante por pulir. Sergio es un producto de la prolífica escuela de Mareo, en Gijón, de donde han salido varios de los jugadores que en los últimos años han brillado en el fútbol español y en la selección. Pasa por un tipo sencillo, de trato afable, más bien tímido, de sangre fría y muy familiar. Pero sus continuas desgracias le han convertido en una persona que, más allá de su sensibilidad, destila un cierto pesimismo. Después de una larguísima recuperación de la rotura de ligamentos, de la que fue intervenido quirúrgicamente hasta en tres ocasiones diferentes en Barcelona, ha vuelto a sufrir reiteradamente diversas lesiones musculares, de manera que en los dos últimos años aún no ha conseguido la regularidad en el juego necesaria para recobrar la confianza. El último contratiempo fue este domingo en Valladolid, donde tuvo que retirarse en el minuto 15 al sufrir un pinchazo en la realización de un esfuerzo. Sus contínuos problemas empiezan a recordar lo ocurrido con Goran Djorovic, que en el Dépor ha incrementado las lesiones musculares que ya padecía en Vigo. Según los doctores del club, no se pueden comparar ambos casos, «al menos de momento; el tiempo lo dirá», afirma el doctor Galán. Lo cierto es que Sergio ya ha sufrido nueve lesiones musculares desde que empezó a jugar en el Celta hace cuatro temporadas: una rotura fibrilar en el cuádriceps, una inflamación muscular, la citada rotura de ligamentos cruzados, una bursitis, una inflamación en el vasto externo del muslo, una rotura fibrilar en el bíceps femoral y varias contracturas. En total se ha perdido en estos tres años y medio 87 partidos por lesión. Su meigallo se extiende incluso hasta una operación de apendicitis hace mes y media, cuando ya se había recuperado de su lesión anterior y estaba listo para volver a jugar. Y lo peor es lo que le cuesta recuperarse. Cada rotura fibrilar le lleva más tiempo volver a estar en condiciones de reaparecer que a otros futbolistas. Quizá es que por sus experiencias prefiere llevarlo con más calma y no precipitarse en el retorno al equipo. Lo cierto es que no ha vuelto a ser aquel futbolista que deslumbraba hace sólo dos años, en parte porque no consigue la regularidad necesaria para recobrar la confianza en sí mismo. ¿Ha perdido el fútbol español a un gran jugador o hay tiempo para reiniciar el camino?