El español, recién operado en una muñeca, protagonizó un triunfo épico en 250 c. c.
11 may 2003 . Actualizado a las 07:00 h.Sólo un piloto consiguió que el Gran Premio de España tuviese color local: Toni Elías. El manresano protagonizó una gesta impresionante en una apasionada carrera de 250 centímetros cúbicos. Su mérito fue realmente grande, porque Elías aún no se ha recuperado de su lesión en la mano izquierda y tuvo que correr infiltrado. Pero las miles de gargantas que le animaban desde las gradas se convirtieron en su mejor analgésico. Esa carrera mágica de 250 c. c. consiguió que se olvidase con rapidez la frustración de una prueba de 125 c. c. que Pablo Nieto dominaba hasta que la suerte le volvió la espalda y se quedó sin palanca de cambios. También Pedrosa estaba decidido a ganar, pero el italiano Perugini, a la postre vencedor, le alejó de la posibilidad y tuvo que conformarse con una cuarta plaza que sabe a poco. Después, en Moto GP continuó el calvario para los españoles, con la retirada de Carlos Checa por avería en la tercera vuelta y la caída de Sete Gibernau cuando rodaba en segunda posición. Y tampoco fueron todo alegrías en 250, porque Fonsi Nieto partió con ganas y comenzó liderando, pero fue perdiendo terreno hasta acabar séptimo, mientras el otrora campeón del mundo Emilio Alzamora volvió a estrellar sus expectativas con las limitaciones de su Derbi y terminó decimoctavo. Lucha final Pero la emoción reinó en todos los rincones del circuito porque Toni Elías ganó y lo hizo a lo grande. Peleó hasta la última curva, a la que llegó entre los mejores tras remontar desde una sexta posición inicial que le hizo pasar casi inadvertido durante la primera mitad de la prueba. A falta de cinco vueltas, el catalán alcanzó al grupo de cabeza y se puso tercero. Pero no se conformó con el podio, voló hacia la victoria, y pasó a Poggiali y también a Puniet en la última vuelta. Aunque la batalla fue dura hasta el banderazo final. Rolfo le intentó arrebatar la gloria en un dramático adelantamiento pero, con el público en pie aclamándole, Toni le devolvió la jugada y recuperó la cabeza para conseguir su primera victoria en suelo español y provocar un auténtico festival. Después, nada más cruzar la meta con lágrimas imposibles de contener en sus ojos, Elías no dudó en bajarse de su moto y celebrar con los aficionados un triunfo trepidante.