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La desaparición del conjunto de Manolo Saiz, junto a la del iBanesto, deja huérfano a un pelotón español en grave crisis
04 ago 2003 . Actualizado a las 07:00 h.El ciclismo español cerró ayer definitivamente una de las etapas más brillantes de su historia. La ONCE anunció, a través de un comunicado oficial, que abandona el patrocinio del equipo ciclista un año antes de lo previsto, y suma su despedida a la del otro histórico (el iBanesto) de un pelotón nacional que confirma su profunda crisis económica. «El adelanto del proceso electoral interno de la ONCE ha llevado consigo que la toma de esta decisión ya prevista también se anticipe unos meses», señaló la organización, que pone fin así a quince años de éxitos deportivos. El ONCE-Eroski competirá en las pruebas que quedan de la temporada, incluida la Vuelta a España. El Grupo Eroski, que entró en el equipo en el 2001, tampoco seguirá patrocinando a los corredores que dirige Manolo Saiz. El 2003 se saldará con el adiós de los dos principales equipos españoles y dos de los dominadores del panorama mundial en las últimas décadas. Pero la coyuntura del mundo de la bicicleta en España hace aún más dolorosa la pérdida. Como manifestó ayer el veterano Javier Mínguez, «la desaparición de iBanesto y de ONCE es un funeral». El ONCE, siempre a rebufo de los éxitos de Indurain, planteó un modelo de ciclismo espectacular que tuvo en la general del Tour y del Giro su talón de Aquiles. Los últimos años, que nadie pensaba como los definitivos, vieron cómo el equipo de Saiz recuperaba el favor de la afición (que le achacaba la preponderancia de figuras extranjeras) con el liderazgo de Igor González de Galdeano y Joseba Beloki. En extinción Con los últimos acontecimientos, ser profesional del ciclismo en España se presenta cada vez más difícil. A la extinción de las dos principales formaciones, se une la eterna duda del Kelme, dependiente de una empresa intervenida por Hacienda y con el compromiso con la Comunidad Valenciana siempre pendiente de un hilo. En los últimos años, Aitor González, Santi Botero y Santi Pérez abandonaron el barco levantino. Sólo el Euskaltel, con el reciente apoyo del Gobierno vasco, tiene asegurada su permanencia en unas condiciones óptimas, sustentada en su identificación con el pueblo vasco. Síntoma inequívoco de que las grandes empresas no confían en el deporte de la bici es que Telefónica también ha retirado su apoyo a la Vuelta a España. Una decisión que no hace más que confirmar una crisis que obliga a los ciclistas a buscar trabajo (y sueldos) en el extranjero. El futuro pasa, según los clubes, por la creación de una Liga de Ciclismo, con la que atraer a más patrocinadores, y que reparta la atención que hoy acapara el Tour de Francia.