El Breogán pierde en el Palau después de tutear al Barça

La Voz

DEPORTES

Los gallegos dominaron el marcador buena parte del partido

04 ene 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

viado especial | barcelona n Se cumplió la tradición. Sigue siendo el Palau un recinto maldito para los intereses lucenses, el único pabellón que jamás ha sonreído al Breogán en sus más de 35 años de historia. Será esa cúpula sonora que envuelve la instalación barcelonesa y emboba a sus visitantes, pero cuando lo tenía en la mano, el Leche Río lo dejo volar. El planteamiento fue magistral. Frente al baloncesto controlado de una semana antes en Málaga, Casadevall optó en esta ocasión por un juego ultrarrápido, para que la mejor defensa de la ACB no tuviese tiempo de formarse. Gomis fue la punta de lanza de esas centellas celestes que se incorporaban a pista de ataque mientras los tanques azulgrana se quedaban anclados en el aro contrario disfruntando de las jugadas del base francés. El Leche Río rubricó unos porcentajes espectaculares. Su juego de riesgo, con un primer tiro rápido, le salió de cine y se fue hasta los 54 puntos en la primera parte. Nacho Rodríguez salió con la instrucción clara de atar a Gomis y lo fue desgastando, pero el cuadro breoganista tenía más recursos: López ofreció minutos de descanso y Lewis tomó posteriormente el relevo del baloncesto feliz. El Breo quería que el juego se volviese incontrolable y lo consiguió durante 37 minutos, con ventajas que llegaron hasta los diez puntos 52-62 (con dos minutos de la segunda parte consumidos). Todos jugaron como una piña y el tiro rozaba la perfección. El Barça se sintió pequeño ante tal vendaval. Sólo el rebote le mantenía con vida; Garcés sí que se echó en falta en una pelea desigual bajo el aro. Un triplazo de Biota puso al cuadro celeste arriba (85-86) a falta de un minuto y cuarenta segundos. Pero un par de errores, una acción prodigiosa de Navarro y un triple decisivo de Ilievski hicieron que la tradición se cumpliese. El Breo no pudo dar la estocada final, la épica es imposible cuando las fuerzas y la suerte no acompañan.