Peugeot llevó a cabo una auténtica exhibición en la primera jornada del Rally de Chipre, quinta prueba del Mundial, situando a los finlandeses Marcus Gronholm y Harri Rovanpera, al volante de sus 307 WRC, al frente de la prueba. Gronholm concluyó la jornada con 10.7 segundos de ventaja sobre su compatriota, permitiendo así a Peugeot ganar la batalla con los Citroen, que también protagonizaron una buena jornada con el francés Sebastien Loeb y el español Carlos Sainz en tercera y quinta posición, a 20.1 y 26.7 segundos, respectivamente. Carlos Sainz, ganador en el 2002 de la prueba, sólo tuvo un pequeño problema con la palanca de cambio semiautomático, lo que le hizo tener que ir con la antigua durante los tres primeros tramos, aunque supo aprovechar su experiencia el resto del día para no incurrir en ningún error. A pesar de ello, el madrileño pudo concluir en el limitado grupo de pilotos con aspiraciones al triunfo en Chipre, ya que entre el español, quinto, y el sexto clasificado, el finlandés Hirvonen (Subaru) existe un abismo de más de dos minutos. La segunda etapa está compuesta por seis tramos especiales.