Igualaron sin goles en la ida y todo queda pendiente del partido del Bernabéu.
13 ene 2005 . Actualizado a las 06:00 h.El Real Madrid y el Valladolid dejaron para el partido de vuelta, que se disputara dentro de una semana, la resolución de esta eliminatoria de octavos de final de la Copa del Rey tras empatar sin goles en campo pucelano. Los suplentes blancos, con un novedoso dibujo táctico, controlaron en todo momento las embestidas de los delanteros locales, achicando espacios y manteniendo en todo momento el sistema planteado por Vanderlei Luxemburgo. Al entrenador carioca le salió bien la idea de los cinco defensas. Sobre todo, porque puso un once en Zorrilla lleno de canteranos. Con tres centrales y dos carrileros, daba más seguridad a los jóvenes valores, que jugaron con un mayor desparpajo ante la seguridad defensiva planteada por su técnico. Así, Mejía y Pavón estuvieron muy bien al corte, dejando a Samuel como mariscal de campo. Al argentino se le vio agradecido por las ayudas colocadas por su entrenador. La seguridad defensiva también tuvo su lado negativo. El centro del campo se vio desbordado por el juego rápida de las huestes de Sergio Kresic y por la pareja formada por Figueredo y Zarandona, encargada de destruir cualquier atisbo de juego merengue. Solari y los dos laterales fueron los asistentes para el ataque formado por Soldado y Owen, que estuvieron desaparecidos. Pero el Madrid volvió a tener su cruz en el lateral izquierdo. Raúl Bravo, al igual que Roberto Carlos, se centró únicamente en el apartado ofensivo. El Valladolid aprovechó este pasillo. Aduriz, el mejor de los locales, se colaba una y otra vez por ese costado, acompañado por Víctor. El guipuzcoano, una auténtica roca, se movía constantemente ofreciéndose a sus compañeros para recibir el balón. Además tuvo las dos mejores ocasiones del partido: un cabezazo y una galopada que César atajo sin problemas. El Madrid, mientras tanto, seguía con su buena actitud defensiva, a la que añadió un mayor control del balón. Los blancos no arriesgaron y ahora será el Bernabéu el que dicte sentencia.