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Cuando el volante es un reto

Toni Silva REDACCIÓN

DEPORTES

MIGUEL DÍAZ «CHAPI»

Pese a las mutilaciones de sus brazos, dos aficionados gallegos han logrado el sueño de conducir o ejercer de copiloto en el Autonómico de asfalto

22 abr 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

Manuel Ríos y Félix Pazos no se conocen pero tienen tres cosas en común: la edad, 27 años; una afición desmedida por los rallies; y una voluntad férrea para practicarlos pese a sus desventajas físicas. La suyas son dos historias de superación que convergen en una misma lección, la del poder de la voluntad para sobrevivir en una sociedad acostumbrada a crear problemas ficticios. Ríos mide ochenta centímetros y sus brazos se cortan a la altura de los codos. No hay manos. Pero este joven de Oroso no se lamenta. «Nacín así, nunca estiven peor que antes, así que non boto de menos o que nunca tiven», dice mientras bebe su Coca-Cola con total autonomía. «Só hai duas cousas que ti podes facer e eu non -dice al periodista-, atar os cordóns dos zapatos e cortar un bistec, no resto son coma ti. Bueno, tampouco podo pelar unha gamba, pero como non me gustan pois non conta, ¿non?». Por eso no le ha sido difícil ejercer de copiloto en el Campeonato Gallego de Rallies en compañía de su amigo Óscar Varela. A la hora de tomar las notas de los tramos debe colocarse en el asiento trasero y abatir el del copiloto para utilizarlo como mesa: «Escribo sostendo o bolígrafo entre a cara e o muñón, e se me torzo é por culpa dos baches, teño moi boa caligrafía, incluso cos pes». La testarudez ha sido su principal aliada para no quedarse rezagado. Por eso su carnet de conducir es casi un diploma a la constancia, porque el primer obstáculo lo puso la propia DGT. «Así que tiven que arriscarme a mercar o coche, reformalo para adaptalo ó meu corpo e demostrarlle a Tráfico que eu sí era válido para conducir». Tanto el examen téorico como el práctico los aprobó a la primera convocatoria. A unos cien kilómetros de Manuel vive Félix Pazos. Este ferrolano también aprobó el práctico en el primer intento pese a la amputación de su brazo derecho. Y pilotó motos hasta que un todoterreno se cruzó en su camino y estuvo a punto de acabar con su vida. Hoy Félix es piloto de rallies en un año sabático, «para abrir una tienda de recambios». Pero sigue preparando un Saxo con el que espera, a partir del 2008, superar los registros de años anteriores, como el décimo puesto del Rali do Cocido en el 2003. ¿Cómo es posible sin mano derecha? Para ello su coche exige un único cambio: retirar el pomo de la palanca de marchas y colocar una cazoleta en la que encajar el muñón. En casa ha encontrado apoyo y desconfianza al mismo tiempo. Mientras su hermana Rosi ya le ha acompañado como copiloto, la madre de Félix le exige telefonear al final de cada tramo. «Salvo en Ferrol o Narón, ahí ya me sigue por la radio», matiza. Su otro apoyo es Vicente Posada, el preparador de su coche. Pazos perdió el brazo con sólo dos años. «Lo metí en una picadora de carne y activé el cacharro», recuerda. Pero, como Manuel Ríos, se declara un tipo de «complejos cero».