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El Cofidis deja el Tour por un positivo tras protestar por el caso Vinokourov

M. F.

DEPORTES

26 jul 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

ALTO DE aubisque | El equipo francés Cofidis comenzó la jornada con una sentada de sus corredores junto a otras escuadras alemanas y galas sobre el asfalto de Orthez, lugar de salida de la etapa. Las formaciones participantes en la protesta se reivindicaban como ejemplo de limpieza y criticaban el daño que otros componentes del pelotón, con Vinokourov como ejemplo reciente, le hacían al ciclismo con sus casos de dopaje. Una especie de cruzada contra españoles e italianos, sobre todo. El Cofidis acabó el día con uno de sus ciclistas, el italiano?Christian Moreni, detenido en la cima del Aubisque por haber dado positivo por testosterona exógena en la etapa que se disputó entre las localidades de Marsella y Montpellier. Y con su hotel patas arriba, invadido por gendarmes, como ya había sucedido con el Astana en la jornada anterior. Después de la confesión de su ciclista, el equipo francés decidió abandonar la carrera. Esta nueva tempestad empañó la exhibición de Michael Rasmussen. Rumores Tras concluir la etapa, la organización del Tour anunció que Moreni quedaba expulsado de la carrera al no haber solicitado el contraanálisis en el plazo reglamentario, que abarca las tres horas posteriores al anuncio del positivo. Por la mañana, L'Equipe había difundido que a un corredor del Tour se le había detectado testosterona en el control de la undécima etapa de la prueba. Se dispararon todo tipo de rumores. Pero, finalmente, llegó la confirmación de que se trataba de Moreni. El mánager del Cofidis, Eric Boyer, explicó que Moreni había reconocido su culpabilidad. «Nos ha pedido disculpas a nosotros, a su familia y al Tour por el daño que nos ha hecho a todos. No ha solicitado el contraanálisis porque reconoce que se ha dopado», señaló. La primera muestra del corredor fue sometida a una prueba denominada IRMS, que reveló que la testosterona de la orina era exógena. Espectáculo y gendarmes Con todos estos ingredientes, el ciclismo vivió ayer una jornada esquizofrénica que ejemplifica a la perfección la situación de este deporte. Primero llegó el espectáculo, con una lucha tremenda por el triunfo final y la conquista del jersey amarillo. Más tarde, la épica dio paso a otra cosa. Moreni, después de ascender el puerto, fue detenido. Para escarnio público, el corredor bajó de la cima en un furgón policial teniendo por testigo toda la marabunta que sigue a la ronda francesa. Los que se adjudicaban el papel de adalides de la limpieza se han llevado un mazazo. Tras el positivo de Vinokourov por dopaje sanguíneo, ocho equipos anunciaban la fundación del «Movimiento por un ciclismo creíble». El martes, mientras los gendarmes registraban el hotel del Astana, el Cofidis, el AG2R, el Agritubel, el Bouygues, el Crédit Agricole, el Française des Jeux, el Gerolsteiner y el T-Mobile se reafirmaban en la idea de que el dopaje era un gran problema del ciclismo, pero que estaba en otras formaciones. Sin argumentos Con la marcha del Cofidis, el ciclismo francés pierde a su mejor hombre de la general, Sylvain Chavanel, que estaba a cincuenta minutos del líder. Pero, sobre todo, pierde argumentos para empuñar la bandera de la pureza. Como recordó ayer el ex corredor Jean Françoise Bernard, aunque Moreni es italiano, pertenecía a un equipo francés.